La cultura nos ha enseñado que la mujer está hecha para aguantar y que aquella que pasa por varias relaciones sentimentales pierde valor.

Así como las creencias de nuestro país y de algunos otros, asumen  que el himen de las “señoritas” es lo que les da importancia para entrar en matrimonio, de la misma manera se entiende que luego de estar en él, la mujer debe evitar “contar pasos”

Lo expuesto anteriormente, más la idea de que por los hijos se debe soportar y perdonar lo imperdonable, puede ser una de las razones por las que el día de hoy, muchas mujeres estén bajo tierra.

Si bien es cierto que la familia nuclear sería tal vez la que propicie mayores beneficios en algunos sentidos, también es verdad que mantenerla no es posible en todas las circunstancias. 

No es que no se pueda formar hijas en valores y que luchen por mantener un matrimonio estable, pero no a cualquier precio. Por eso digo y promuevo con toda responsabilidad, que es mejor “contar pasos” que ser víctima de abusos en una relación de pareja.

Así como por costumbre nos quieren imponer a las féminas ciertas características para ser una mujer “decente”, se les debería enseñar a los hombres qué hacer para merecernos. 

No porque la sociedad así lo decide, la mujer está diseñada para satisfacer a costa de lo que sea los deseos del marido, como tampoco él tiene el derecho de creer que la pareja es de su propiedad.

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