El área protegida en Azua tiene la única porción de la Cordillera Central que toca el Mar Caribe.

Santo Domingo, RD.- El Parque Nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó está en la provincia Azua, ocupa una extensión de 585.7 kilómetros cuadrados (km2), de los cuales 289.7 km2 corresponden a su zona terrestre y 296 km2 a su parte marina.

En la parte terrestre alberga bosque seco de una variada estructura y composición, el cual sirve de hábitat natural para una diversidad de anfibios, reptiles, aves y numerosas especies de estos grupos son endémicas de la isla Hispaniola y están consideradas como amenazadas.

La parte marina tiene parches de arrecifes coralinos que sustentan una marcada actividad pesquera. También, alberga un conjunto de sitios históricos y culturales que van desde sitios prehistóricos ceremoniales hasta monumentos a batallas o acontecimientos nacionales. Además, alberga numerosas especies endémicas de flora y fauna.

Los primeros esfuerzos institucionales para conservar lo que es hoy el Parque Nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó, el cual tiene la única porción de la Cordillera Central que toca el Mar Caribe, tuvieron lugar en el año 2004, con su declaratoria como Reserva Forestal Hatillo.

Cinco años después, se logró ampliar los límites y se declaró el área como parque nacional, ya que cuenta con una gran extensión de bosque seco y una porción marina correspondiente a la Bahía de Ocoa.

Héctor Pimentel, un guardaparques que trabaja en la zona desde sus inicios, afirmó que hay árboles endémicos que resaltan parte de la cultura de Azua. Sin embargo, la falta de agua para el riego de las plantas es un gran desafío para el área protegida.

“Aunque se siembren árboles para embellecer la naturaleza del lugar, si no tenemos agua se nos van a secar y nosotros solo vemos agua cuando llueve”, resaltó.

El agua que recorría esa área del parque se ha ido secando, provocando que muchos árboles se extingan. Antes contaban con norias de agua que servían para regar la zona, pero actualmente hay un área en la que solo quedan tres.

El Parque Nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó tiene ríos que pueden ser usados para abastecer las zonas donde hay escasez de agua.

Sin embargo, hasta ahora solo hay proyectos para llevarla al acueducto del municipio cabecera. Debido a la falta de agua, uno de los objetivos del parque es preservar los árboles del bosque seco tropical. Hay otras áreas que están más cerca de los ríos y cuentan con otro tipo de plantas, ya que reciben el agua que necesitan.

Ruinas

El parque contiene recursos históricos y culturales dignos de conservación, tales como las ruinas coloniales del ingenio Cepi Cepi, una cueva o casa de los indios, los monumentos de la batalla de El Número y de playa Tortuguero.

“En las ruinas del ingenio Cepi Cepi se puede ver el área donde los indios usaban la caña para hacer azúcar y aún están los hoyos de donde ponían la madera y el horno donde hacían sus artesanías”, destacó Pimentel.

El lugar debe ser intervenido por las autoridades del municipio Las Charcas y el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales para que esa parte del parque esté en mejores condiciones y se pueda usar como un destino turístico, debido a su importancia cultural. “Esto no se merece estar así”, añadió.

La falta de personal y de guardabosques que trabajen en el cuidado del área, es otro de los desafíos que enfrentan. Aunque los cinco guardaparques que actualmente están en el lugar lo limpian, su trabajo es mucho, por lo que demandan de más personas.

“Al no contar con el personal adecuado, hay áreas que están muy descuidadas, porque es muy grande para cinco personas y necesitamos darle condición para cuando lleguen los visitantes”, dijo Pimentel.

Las personas que desean hacer una excursión en el Parque Nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó deben solicitar un permiso en Medio Ambiente para acceder y recibir la visita guiada a los diferentes senderos.

Atractivo

El ingenio Cepi Cepi tiene dos depósitos construidos por los indígenas para almacenar agua y poner a funcionar el molino. De acuerdo con Rudy Sánchez, quien también es guardaparques, rescatar ese lugar y recrear esa parte de la historia ayudaría a aumentar el número de visitantes.

“Se puede hacer que el agua de las tres norias vuelva a caer en el depósito y que estos se llenen”, dijo.

El guardaparques agregó que eso llamaría más la atención de los visitantes y conocerían de cerca la historia de la zona.

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