La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) cree que hay que prepararse para futuras crisis que, como la pandemia, han desestabilizado el sistema económico y social, y propone al G7 la creación de un foro de acción rápida para garantizar el suministro de bienes esenciales.
En un informe publicado este martes a petición de la presidencia británica del G7, la OCDE considera que ese foro facilitaría una reacción temprana, una coordinación y transparencia sobre las necesidades en caso de crisis así como sobre las capacidades de producción.
De esa forma se podrían poner en marcha acciones en sectores como la logística, el transporte, la planificación y la comunicación, ya que se trataría también de luchar contra la desinformación y promover comportamientos responsables por parte de las empresas.
El país que ejerce la presidencia del G7 podría dirigir esa instancia, en la que además de los siete países más ricos también podrían estar implicados otros, «dependiendo de la naturaleza de la crisis», señala el informe.
«Para que las cadenas de aprovisionamiento y los mercados mundiales sean una fuerte de resiliencia, los poderes públicos y los ciudadanos deben tener la seguridad de que los mercados están abiertos, son justos y seguirán así, también en periodos de tensión», afirmó el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, en un comunicado.
Para Gurría, reforzar la resistencia ante futuros choques «es un reto planetario para el mundo» después de la crisis del covid.
Sobre todo porque en los últimos diez años ya se ha podido comprobar que «los choques en nuestro mundo interconectado se propagan en cascada rápidamente más allá de las fronteras y entre los sectores económicos y tienen efectos devastadores» para las personas, el empleo y la confianza en los poderes públicos.
La OCDE considera que los países del G7 están en una posición particular para reforzar la cooperación con el sector privado, mejorar las estrategias de planificación de infraestructuras fundamentales y aumentar la cooperación internacional para favorecer un sistema comercial internacional predecible y basado en reglas.
A ese respecto, apuesta por un reforzamiento de los dispositivos de control en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para las restricciones a las exportaciones, una cuestión que ha cobrado actualidad con las polémica sobre las vacunas del covid.
En términos generales, los autores del documento insisten en que una economía global resistente necesita instituciones de regulación fuertes y normas que garanticen un funcionamiento de los mercados abierto, justo y que favorezca la innovación.
Se trata, entre otras cosas, de que incluso en tiempos de crisis los gobiernos se atengan a una neutralidad en el terreno de la competencia y de que si hay una intervención de emergencia del Estado en apoyo de empresas viables, eso se haga de forma transparente, por un tiempo limitado, sin discriminaciones y en coherencia con objetivos a más largo plazo.
Para la OCDE, los planes de recuperación que están lanzando muchos países para salir de la crisis deben condicionar las ayudas al cumplimiento de los Acuerdos de París y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, algo que debe tenerse en cuenta de forma especial en las inversiones en infraestructura y en las reglas de negocios responsables de las empresas.