El economista Ciriaco Cruz publica un libro en el que exhorta al Gobierno a revisar legislaciones para limitar esta tendencia
Santo Domingo, RD.- La construcción aporta un dinamismo importante en la economía nacional y puede ser fundamental para mitigar los efectos de la pandemia del covid-19. En este sector productivo, la mano de obra extranjera es vital. Tanto así que se prevé que en los próximos años estos se mantendrán constante y con mayor ocupación que los nacionales.
Se estima que la demanda de mano de obra total en el sector construcción dominicano va a comportarse de la siguiente manera: de 370,174 trabajadores ocupados en 2020 pasaría a 378,503 este 2021; mientras que para el 2022 alcanzaría los 387,071 y 395,727 en 2023. De esa cantidad, se prevé que un poco más de la mitad serían de origen haitiano.
Las proyecciones son hechas por el economista y vicedecano de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Antonio Ciriaco de la Cruz, en el libro “Estimación de la Demanda de Trabajadores Extranjeros en los sectores Construcción y Agropecuario de República Dominicana”, cuya autoría comparte con el economista Carlos Gratereaux Hernández.
En República Dominicana la mano de obra extranjera, especialmente haitiana, representa la mayor parte en el sector construcción. Contrario a la cuota 80/20 que establece la normativa laboral. Es decir, 80% dominicanos y 20% extranjeros.
“Los datos señalan que en su mayoría la población ocupada en la construcción es de origen haitiano y sexo masculino, sobre todo con un nivel educativo básico y secundario”, destaca el material de 125 páginas, publicado por el Instituto Nacional de Migración (INMRD) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Subraya que una parte importante de extranjeros cuenta con documentos, como cédula y acta de nacimiento, necesarios para el acceso a un empleo formal.
Este escenario, asegura Ciriaco, crea el ambiente ideal para revisar las legislaciones existentes (Código de Trabajo y Ley General de Migración) para “atender y adecuar” las necesidades de mano de obra extranjera en este sector.
Aconseja que “los cambios estructurales, que impliquen acciones de políticas públicas en el sector construcción, deben ser en el marco de las discusiones que se llevan a cabo en la comisión presidencial establecida para reformar el actual código laboral”.
Diálogo público-privado
El economista sostiene que se deben seguir fortaleciendo los mecanismos de comunicación y acercamiento entre el Ministerio de Trabajo y el sector privado de la construcción para que este último utilice con más frecuencia el Servicio Nacional de Empleo como intermediación laboral.
Esto permitirá un mayor ordenamiento del mercado de trabajo del sector construcción. “Facilitaría el diseño de perfiles ocupacionales de trabajadores regularizados que puedan ser contratados por el sector privado y público”, agregó.
También exhorta a realizar estudios similares en otros sectores económicos, entre ellos, hoteles, bares y restaurantes, comercio y agropecuario, ya que cuentan con una cantidad importante de mano de obra extranjera durante los últimos años.