Las relaciones de pareja son muy diversas. A la terapia acuden por lo regular aquellas atrapadas en el mal funcionamiento, el dolor o la desdicha conyugal. 

Con la experiencia en el trabajo de parejas, los terapeutas observamos diferentes pautas que le dan mantenimiento a los problemas. 

Son muchos los factores que inciden en la complejidad sistémica de la pareja, pero quisiera señalar algunos comportamientos infantiles que aprendemos en nuestras relaciones con los padres y con hermanos, que nos impiden tener relaciones con madurez.

Creer que siempre se tiene la razón

En algunas parejas uno de los cónyuges o ambos pueden asumir la peligrosa pauta de ver sólo su punto de vista como el correcto y no ser empáticos ni comprender otras posturas. Son inflexibles.

Sentirse siempre atacados

En sistemas familiares que manejaban mucho la culpa, los niños aprendieron a sentirse acorralados con las avalanchas de reclamos y comunicación culpógena. Ya con pareja pueden sentir la misma sensación. Se sienten atacados y pueden ser reactivos en sus respuestas. 

Mal manejo de la vergüenza

Existen sistemas familiares donde sus miembros tienden a guardar secretos y a sentir vergüenza por diversas situaciones. Esto le impide manejarse con franqueza y espontaneidad con su cónyuge.

Utilizar silencios

En algunas familias se toman distancia con frecuencia y eso aprendido desde la infancia, puede provocar comunicaciones disfuncionales. No se tratan los problemas abiertamente y no hay la libertad de comunicarse libremente en la pareja. Se hieren y se pueden adoptar posturas defensivas como los silencios y dejar de dirigirse la palabra.

Discutir con frecuencia

Los niños aprenden pautas negativas de comunicación de su familia de origen. Puede ser por parte de los padres o de otros miembros de la familia, como abuelos y tíos.

Justificar las conductas

Algunos adultos continúan sin madurar emocionalmente y no asumen sus errores. Siempre quieren justificar sus malas conductas y no toman medidas para cambiar. Es incómodo cuando se llevan esas pautas a una relación de pareja.

Aislarse

Frente a la frustración de que las cosas no salen como se espera, o como una manera de mostrar enojo hacia otros: algunos se aislan. Deciden no tomar posturas en decisiones de la familia y se mantienen aislados en lo interno de la familia o en situaciones exteriores. Se pueden tornar periféricos, dejar las responsabilidades a un cónyuge. 

Encerrarse

Ante conflictos, estrés y situaciones disciplinarias con violencia algunos niños y adolescentes aprender pautas de encerramiento en sus habitaciones. Ya con pareja pueden sacar esta herramienta de su arsenal y repetirlo en la relación marital. 

No hablar con el otro y crear enemistades

Como forma de manejar la tensión y los conflictos algunos utilizan la técnica que se convierte en un juego repetitivo de no hablarse por días o semanas y de enemistad de afectando hasta su relación íntima.

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