Las cifras de asesinatos han pasado de seis por cada 100.000 habitantes en 2016, a un promedio de 44,5 en 2023.
Ecuador se ha convertido en uno de los países más violentos de América Latina y el Caribe, con cifras récord de homicidios, crímenes que además se vinculan a una intensa actividad de las mafias del narcotráfico, que han convertido a ese país andino en uno de los epicentros globales de trasiego de cocaína en el mundo.
De acuerdo con dos estudios realizados a finales de marzo por el medio de investigación InSight Crime, uno sobre los homicidios en América Latina y el Caribe durante el 2023 y otro sobre las incautaciones de cocaína ese mismo año, de todos los países de la región, Ecuador, en particular, registró el año más violento de su historia.
Según las cifras recopiladas por el mencionado portal, Ecuador registró la tasa de homicidios más alta de cualquier país de Centro y Suramérica, con una espiral de violencia criminal que se elevó de un promedio de 25,5 muertes por cada 100.000 habitantes en 2022, a 44,5 en 2023, un aumento de 74,5 % en tan solo un año.
En 2023 fueron contabilizados 8.008 homicidios en Ecuador para una población que apenas supera los 18 millones de habitantes. El alza de la violencia resulta aún más preocupante al compararla con las cifras de 2016, cuando ese país suramericano mostraba un registro de apenas seis asesinatos por cada 100.000 habitantes.
La tasa de homicidios de Ecuador es la quinta más grave de toda América Latina y el Caribe, solo superada por las islas de San Cristóbal y Nieves, que tiene un indicador de 65 asesinatos por cada 100.000 habitantes; Jamaica, 60,9; San Vicente y las Granadinas, 50,1; y las Islas Turcas y Caicos, 46,6.
Según el estudio, el aumento de la actividad criminal está directamente ligada al incremento de las incautaciones de cocaína. “A medida que las autoridades incautan más y más cocaína en Ecuador, los homicidios han aumentado de manera similar”, indica la investigación.
Descenso hacia el caos
Según el balance, el descenso que muestra Ecuador “hacia el caos” ha sido repentino y se observa en el aumento de la tasa de homicidios, que “se multiplicó por ocho en cinco años“. Esta misma violencia, añade el estudio, es impulsada “por grupos de narcotraficantes que compiten por corredores estratégicos”.
Aunque la actividad del narco no es un caso exclusivo de Ecuador sino que afecta a toda la región, la violencia armada ha aumentado con el alza récord de la producción de cocaína y a medida que los traficantes establecen nuevas rutas para eludir a la fuerza pública.
A pesar que las autoridades ecuatorianas incautaron en 2023 un total de 195,4 toneladas de cocaína, la segunda mayor cantidad de droga interceptada en América Latina y el Caribe después de Colombia que registró 739,5, la violencia criminal no pudo contenerse y marcó su año más violento.
Uno de los elementos que tiene en contra Ecuador es su ubicación estratégica para la salida de la droga hacia el mundo, porque está entre Colombia y Perú, dos de los “principales productores mundiales de cocaína“. “El aumento de la producción en los países vecinos, y los beneficios derivados de este mercado, se asoció a un notable incremento de los homicidios en Ecuador”, indica el estudio.
Además, la ciudad ecuatoriana de Durán, al suroeste del país, se ha convertido en uno de los principales puntos de almacenamiento de cocaína. “Su proximidad al importante puerto de Guayaquil la hace atractiva para los narcotraficantes, que contaminan con droga los cargamentos que viajan hacia y desde las terminales portuarias a lo largo del río Guayas”, explica el medio.
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El análisis añade que la situación también se ha agravado a raíz de la implementación de “estrategias de mano dura de los gobiernos anteriores” y que “no consiguieron acabar con las pandillas”. Esto se suma a la deteriorada situación carcelaria, donde los “grupos criminales empezaron a organizarse entre rejas” y a utilizar la violencia “para mostrar su fuerza y acabar con quienes se interponían en su camino”.
El estudio advierte que la violencia narco en Ecuador ha continuado durante los dos primeros meses de 2024 al observarse atentados armados contra la población civil y la policía, incluso el asalto a una televisora. “Esta nueva ola de violencia es una respuesta al plan anticrimen del nuevo presidente, Daniel Noboa, y pone en duda su capacidad para diseñar una estrategia que controle a las bandas de Ecuador”, advierte el medio.