Los investigadores aseguran que los orígenes y funciones de estos microorganismos, de hasta 635 nanómetros de ancho, todavía tienen que ser objeto de estudio.
Un grupo de científicos ha descubierto en muestras de suelo forestal una gran diversidad de virus gigantes capaces de adoptar formas hasta ahora desconocidas, según un reciente artículo publicado en el repositorio en línea bioRxiv.
La muestra de suelo se recolectó en 2019 en el área de investigación ecológica Harvard Forest, en Petersham (Massachusetts, EE.UU.), y fue enviada al Instituto Max Planck, en Alemania, donde fue objeto de un análisis minucioso.
“La microscopía electrónica de transmisión reveló una asombrosa diversidad de partículas similares a virus”, explicaron los investigadores. “Sorprendentemente, descubrimos que unos pocos cientos de gramos de suelo forestal contenían más diversidad que todos los virus gigantes aislados, tomados en conjunto”, añadieron.
¿Qué formas tienen?
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Asimismo, indicaron que el suelo analizado estaba repleto de virus gigantes de hasta 635 nanómetros (nm) de ancho y que sus envolturas proteicas tienen formas distintivas, incluida la icosaédrica, con forma de polígono de 20 lados.
Uno de estos microorganismos consta de ‘grandes’ extremidades dispuestas en un patrón simétrico, similar a la morfología de una tortuga. Mientras que otro virus gigante posee tubos largos que emergen por todos lados, parecido a la figura de la mitología griega de Medusa.
“Esta fascinante ventana al complejo mundo de los virus de suelo deja pocas dudas acerca de que la alta diversidad genética de los virus gigantes se corresponde con estructuras de partículas diversas previamente inimaginables, cuyos orígenes y funciones aún tienen que estudiarse”, señalaron los autores del estudio.
Los virus gigantes que parasitan las algas se han estudiado desde hace décadas, pero este campo de estudio despegó con fuerza en 2003 tras el hallazgo del primer virus gigante (400 nm de ancho), que crecía en amebas en una torre de refrigeración en Inglaterra (Reino Unido) y que fue bautizado como ‘mimivirus’ por su similitud con las bacterias.