El 30 de julio, Fuad Shukr recibió una llamada en su oficina de alguien que le decía que fuera a su apartamento, que estaba cinco pisos más arriba, en el barrio Dahiyeh, en Beirut, según The Wall Street Journal.

El comandante militar del movimiento chiita libanés Hezbolá, Fuad Shukr, fue asesinado el mes pasado tras un importante fallo de seguridad en su red de comunicaciones internasinformó este domingo The Wall Street Journal, que cita a una fuente del grupo.

El pasado 30 de julio, el comandante se encontraba en su oficina, en el segundo piso de un edificio residencial en Beirut, cuando recibió una llamada telefónica que le solicitaba ir al séptimo piso, donde poco después fue asesinado.

“Shukr recibió una llamada de alguien que le decía que fuera a su apartamento, que estaba cinco pisos más arriba. Alrededor de las 7 de la tarde, municiones israelíes impactaron en el apartamento y en los tres pisos inferiores, matando a Shukr, a su esposa, a otras dos mujeres y a dos niños“, señala el diario. Al parecer, la llamada la realizó de alguien que habría violado la red de comunicaciones interna del grupo.

Hezbolá e Irán todavía siguen investigando el fallo de inteligencia, si bien creen que se debió al hecho de que las capacidades tecnologías y el hackeo de Israel superaron al sistema de contravigilancia de Hezbolá. Horas antes de su muerte, había estado en contacto con el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, algo que él mismo confirmó en su discurso de homenaje a Shukr.

Este asesinato, junto a la muerte del líder político de Hamás, Ismail Haniya, horas después en Teherán, han agudizado las tensiones en Oriente Medio, mientras se espera una eventual represalia por parte de Irán.

“Era como un fantasma

Según el WSJ, Shukr, que había eludido a las autoridades estadounidenses durante cuatro décadas, llevaba una vida secreta, vivía y trabajaba en el mismo edificio, en el barrio de Dahiyeh, al sur de Beirut, por lo que no necesitaba moverse fuera de allí. Pocos conocían su nombre o su rostro. Después de su muerte, su vecino dijo al periódico: “Habíamos escuchado su nombre, pero nunca lo vimos. Era como un fantasma”.

Nasrallah, preocupado por las violaciones de inteligencia que conducen a la muerte de sus miembros, ordenó en febrero a los combatientes y a sus familias que dejaran de usar teléfonos inteligentes y activó protocolos de comunicación más estrictos.

Para prevenir el espionaje israelí, Hezbolá comenzó a utilizar un lenguaje codificado en canales abiertos, así como en su red de comunicaciones internas, dijo el funcionario al medio estadounidense.

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