A pesar de las anormalidades presentes en el organismo del animal, este gozaba de buena salud y logró desarrollarse adecuadamente, según los investigadores.
Investigadores de la Universidad de Cagliari (Italia) han documentado el primer caso conocido de un tiburón que sobrevivió en vida silvestre a pesar de su falta de dientes y de estructuras que forman la piel, de acuerdo a una investigación publicada recientemente en Journal of Fish Biology.
El ejemplar estudiado, una hembra de tiburón olayo (‘Galeus melastomus’) de 30 centímetros de largo y 82,7 gramos de peso, fue capturado en 2019 a 500 metros de profundidad por una red de pesca comercial en aguas de la isla italiana de Cerdeña, en el mar Mediterráneo.
Al analizar la piel del escualo bajo el microscopio, los investigadores descubrieron que la piel del ejemplar no contaba epidermis, estrato laxo, ni dentículos dérmicos, estructuras que protegen este órgano de agentes patógenos y de la abrasión durante el nado.
Dadas las funciones que desempeñan estos elementos de la piel, es probable que su carencia afectara a la forma de nadar del tiburón, posiblemente aumentando su costo energético y frenándolo, los que debió haber debilitado su sistema inmunológico, explican los autores.
Del mismo modo, los científicos notaron que los dientes del escualo presentaban anormalidades notables, puesto que estaban “reducidos a una especie de estructuras no visibles a simple vista”. Sin embargo, esta malformación no limitó su capacidad para cazar o alimentarse, dado que esta especie deglute a sus presas enteras.
“Aunque este tipo de anomalía morfológica es potencialmente mortal, las observaciones indicaron que el espécimen gozaba de buena salud y estaba bien desarrollado”, escribieron los autores en su publicación.
Las razones detrás de estas anormalidades continúan siendo una incógnita para los académicos, quienes sugieren que la causa podría estar relacionada con una larga exposición a contaminantes químicos o al aumento de la acidificación del mar producto del calentamiento global. Asimismo, también podría tratarse de una malformación natural ocurrida durante el desarrollo embrionario del animal.