Los indígenas de la reserva yanomami, que sufren una crisis de desnutrición y malaria, también se han visto afectados por el fuego en Roraima.

Casas, animales y vegetación consumida por las llamas. El fuego avanza en el estado amazónico de Roraima y deja uno de los peores escenarios de los últimos 25 años en esta región en la que vive la mayor comunidad indígena del país.  

El estado concentra el 30 % de los incendios registrados en Brasil, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe). En febrero se registraron 2.600 puntos de incendios. A modo de comparación, en todo el año pasado hubo 2.605 focos.

Los expertos aseguran que la situación se debe a una temporada de lluvias más corta de lo esperado debido al fenómeno El Niño. Y también porque los hacendados, muchos invasores de tierras, utilizan el fuego para abrir caminos y preparar el terreno para la agricultura y la ganadería. Muchas veces, las llamas se descontrolan y se propagan a causa de la sequía.

Esta semana, el gobierno federal declaró en situación de emergencia por la sequía a nueve de los 15 municipios de Roraima. 

La sequía también afecta el nivel del río Branco, responsable del abastecimiento de agua a Boa Vista, la capital, que desde hace días está cubierta por una nube de humo.

Nueva amenaza para los indígenas

En este estado se encuentra parte de la reserva yanomami, que desde hace tiempo enfrenta una crisis de desnutrición y malaria.

El portal Amazonia Real alertó de un “escenario alarmante” de propagación de incendios descontrolados y solicitudes de ayuda por parte de las comunidades indígenas. 

“El incendio descontrolado continúa, quemando la selva y perjudicando la salud respiratoria de todos, principalmente de ancianos y niños. Además, el fuego destruyó redes y objetos. Los yanomamis relatan que intentan apagar el fuego sin éxito”, se especifica en un documento sobre la situación en la región de Catrimani, que recoge el medio.

Por su parte, el servicio de monitoreo europeo Copernicus destacó que los incendios forestales en Brasil, Venezuela y Bolivia generan niveles de emisiones de carbono a la atmósfera desconocidos desde hace dos décadas.

“Se ha observado una alta intensidad de incendios forestales y emisiones en la selva amazónica del norte, particularmente en el estado brasileño de Roraima, lo que ha llevado a las mayores emisiones de carbono registradas para febrero desde al menos 2003, no solo para Roraima sino para Brasil en su conjunto”, dijo el Copernicus en un comunicado.

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