Ser feliz no lo da el tener dinero o no tenerlo. Algunos creen que serán felices si logran tener pareja. Otros luchan por concebir un hijo. Para ciertas personas su felicidad es la fama, el puesto o poder, el reconocimiento o las posesiones materiales. 

Encontrar un sentido a la vida va más allá de metas materiales. Necesitamos sentir que hacemos un aporte y valorarlo. Reconocer que no podemos cargar con la vida de otros y ser guardianes de sus cambios. 

La vida es compleja y nuestra existencia requiere un motivo. Dejar una huella y huir de las dependencias y el afán de cambiar a otros. Encargarnos de nuestra vida, de la felicidad. No vivir solo para otros. 

Amar lo que hacemos y no perder nuestra identidad, aunque practiquemos la solidaridad y la lealtad.

En la familia la lealtad puede robarse nuestra individualidad. Hay que equilibrar esas dos variables y dedicar tiempo a nuestro cuerpo, a nuestras emociones, a la salud y el autocuidado. No perder la paz mental y cultivar un cuerpo lleno de movimiento y energía. 

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