Frente a los problemas debemos ver varias alternativas. Nuestra supuesta razón y capacidad de pensar como especie humana pensante nos juega trampas. 

A veces no vemos otra salida que dañarnos a nosotros mismos, siendo la conducta suicida una salida cultural que ha tomado la humanidad por miles de años.  

Desde el punto de vista de la Terapia Familiar un evento suicida en una familia puede impactar a las siguientes generaciones, donde algunos pueden imitar esa conducta de un ancestro en la historia familiar y repetir la pauta. 

En el genograma se graba una pauta pasada que puede pasar a otras generaciones. 

Se pueden presentar hacia el futuro,  conductas suicidas en hijos, sobrinos, nietos, bisnietos y otros familiares.  

La Terapia Familiar ayuda a señalar las pautas transgeneracionales y a mostrarnos que no estamos obligados a ser esclavos de ellas o a repetirlas.

La depresión es responsable de gran número de suicidios en el mundo, pero hay situaciones de honor y de vergüenza personal y familiar que llevan a algunos a tomar una decisión que marcará a la familia y llenará de luto y dolor a amigos y cercanos. 

La manera de enfocar los problemas puede ser una vía para ver diferentes alternativas y no sólo una como ocurre en la mente suicida. 

En ocasiones se requiere la Terapia para ver los problemas desde otra perspectiva. Cuando no es posible un profesional son útiles un amigo, familiar, pastor, sacerdote, o líder comunitario. 

Los demás ven los problemas desde otra perspectiva porque no están dentro de ellos, pero insistimos en buscar ayuda profesional con un psiquiatra, psicólogo o terapeuta familiar. 

Los problemas son problemas para el que no sabe resolverlos. Son una oportunidad para quien sabe solucionarlos. 

Cuando un auto se daña es un problema para el conductor que no sabe corregirlo, pero es una oportunidad para el mecánico. Una situación eléctrica en el hogar será una oportunidad para el electricista. 

Lo lamentable de los problemas humanos es la programación de la cultura que nos dice que frente a la vergüenza de algunos hechos, es preferible tomar decisiones equivocadas como la suicida. 

Hay que aprender a gestionar la vergüenza y a tener paciencia para superar las adversidades. Al calmar las emociones negativas le permitimos a la razón actuar con frialdad y lograr la solución de los problemas.

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