Crepita en mi recuerdo una etapa de mi vida convulsa y llena de preocupaciones, luego de visitar mi natal Barahona, para la docencia universitaria y aprovechar el fin de semana con mi familia de origen. En esa época vivía en la capital, donde además de profesor universitario tenía múltiples ocupaciones como médico de hospital y actividades empresariales.
Pensaba que ese tiempo familiar sería sólo de paz y compartir en familia. Para esa época era Terapeuta Sexual, apenas conocía el pensamiento sistémico vagamente y faltaba mucho tiempo para que me entrenara como Terapeuta Familiar Sistémico.
No comprendía que cada lunes al llegar a la ciudad capital llegaba más preocupado. Nunca pensé, pues no lo sabía, que la lealtad familiar me cargaba de preocupaciones y culpas. Que mi agobiante estado cargaba, sin poder resolver, problemas de un sistema familiar, como hacemos muchos y que esa carga muchas veces nos crea estrés y preocupaciones.
Tampoco entendía que había ido asumiendo un rol parental en mi familia de origen, donde era el menor. Sin conocimientos de la magia de la Terapia Familiar encontraba soluciones a medias; pero uno va entendiendo que la lealtad familiar retrasa planes personales como el matrimonio y otros. También en algunos, ya casados, ven destruir su matrimonio por conflictos de lealtades entre su matrimonio y la familia de origen.
Nos sometemos, como diría Séneca, a una servidumbre voluntaria. Nos apresan las lealtades y la injusticia en las relaciones.
La Terapia Familiar Sistémica, por sus diversos enfoques, ve al individuo en un contexto y en relación con los demás y una historia familiar que lo guía, por reglas invisibles, a actuar de maneras que afectan su matrimonio, relación con los hijos y sus relaciones de amistad y vida social.
Con la Terapia Familiar se pueden tratar no sólo los problemas familiares y de pareja, también comportamientos individuales que son influenciados por la historia familiar. Por las creencias y cosmovisión de la familia, por el manejo emocional familiar y por las pautas que guían a los individuos que provienen de determinado sistema familiar.