Cuando alguien se acostumbra a cortar relaciones cada vez que interpreta que le ofenden convierte eso en una pauta. Llevado al terreno familiar, hay familias que manejan cortes emocionales con frecuencia y pasan esa pauta a las siguientes generaciones. Eso repercute en el trato con los hijos y la pareja.


Muchos preconizan alejarse de personas tóxicas, sin embargo, son las relaciones las que van tomando ese carácter. Se requiere cambiar la manera de relacionarnos y no permitir el maltrato, ni el abuso.

Alejarse en ocasiones no implica necesariamente un corte emocional, hay padres que se ofenden con una hija que ha salido embarazada o que estudia una carrera que el padre no aprueba y el papá decide no hablarle más a su hija y no tratarla.

Ese padre actúa así porque ha aprendido una pauta que se practica en su familia en generaciones anteriores.


Cuando hacemos un corte emocional asumimos un modo de alejarnos de una situación conflictiva que se puede resolver de otra manera, sin la necesidad de cortar una relación familiar de manera radical. La conexión familiar es necesaria y mantener los vínculos nos ayuda a conservar la salud mental.

Si las relaciones son abusivas podemos poner límites, alejarnos y en casos extremos descontinuarlas, en especial en relaciones de pareja o de amistad, ya que las familiares tienen vínculos por la sangre.

Hombres que hacen cortes emocionales con frecuencia pueden llevar esas pautas a sus relaciones de pareja y romper relaciones con sus hijos. Se requiere Terapia Familiar para superar los traumas que dejan una madre o padre rencoroso que hacía cortes emocionales con sus hijos.

Es relativamente frecuente que quienes han vivido con padres que hacen cortes emocionales, repitan esa pauta de adultos, o sea, que terminan reproduciendo una pauta que le creó dolor y la llevan a su relación de pareja y a su relación con los hijos.

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