Los científicos consideran que esa galaxia satélite se está alejando de la nuestra a una velocidad de 370 km/s.

La Vía Láctea, la galaxia donde se encuentra el sistema solar, está siendo arrastrada, retorcida y deformada con extrema violencia por la fuerza gravitacional de una constelación más pequeña: la Gran Nube de Magallanes, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Edimburgo (Escocia, Reino Unido).

Hasta ahora se creía que la Vía Láctea era una galaxia relativamente estática. Sin embargo, el nuevo estudio afirma que el encuentro entre las dos galaxias, ocurrido hace unos 700 millones de años, alteró fuertemente la estructura y el movimiento de nuestra constelación.

Investigaciones anteriores revelaron que tanto la Gran Nube de Magallanes (LMC, por sus siglas en inglés) como la Vía Láctea, están rodeadas por un halo de materia oscura: partículas elusivas que rodean las galaxias y no absorben ni emiten luz, pero tienen efectos gravitacionales dramáticos sobre el movimiento de las estrellas y gas en el universo.

La LMC se aleja de la Vía Láctea

Usando un modelo estadístico, los científicos de la Universidad de Edimburgo descubrieron una enorme fuerza gravitacional del halo de materia oscura de la LMC, que está arrastrando y girando el disco de la Vía Láctea a 32 kilómetros por segundo hacia la constelación de Pegaso. La Gran Nube de Magallanes es una galaxia satélite de la Vía Láctea.

Además, los autores del estudio publicado en la revista Nature Astronomy, observaron que nuestra galaxia no se estaba moviendo hacia la ubicación actual de la Gran Nube de Magallanes, como se pensaba anteriormente, sino hacia un punto en su trayectoria pasada. Los científicos consideran que esto se debe a que la LMC, impulsada por su enorme fuerza gravitacional, se está alejando de la Vía Láctea a una velocidad aún mayor de 370 km/s.

Este descubrimiento ayudará a desarrollar nuevos métodos de modelado, que refleje la fuerte interacción dinámica entre las dos galaxias. Ahora, los investigadores de la Universidad de Edimburgo pretenden buscar la dirección desde la cual la LMC cayó en la Vía Láctea y la hora exacta en que sucedió. Esto podría revelar la cantidad y distribución de materia oscura en ambas constelaciones.

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