Una pérdida nos puede producir duelo. Lo más conocido como causa de duelo son las muertes de seres queridos como hijos, padres, hermanos, amigos y otros familiares. Negación, rabia, depresión, aceptación y resolución: son fases por las que transita el duelo.  

Pérdidas económicas, separaciones amorosas, separaciones familiares, abandono familiar, infidelidades, problemas de salud, perder el honor: pueden desencadenar el ciclo del duelo y sus fases. 

Lo irónico en el tema del duelo es como se disfraza cuando la persona no lo vive como duelo normal y lo resuelve. Algunos muestran que una pérdida no les afectó tanto en el momento y el duelo se prolonga. 

Luego pasados los meses o los años pueden aparecer síntomas que afectan la salud física, mental o sexual, producto de un duelo no resuelto. Hemos visto personas que tras años de una o varias pérdidas, sin haber resuelto su duelo: pueden debutar con síntomas físicos como cefaleas frecuentes, trastornos del sueño, síntomas de ansiedad, entre otros. 

Otras personas pueden perder el apetito sexual y dañar sus relaciones de pareja y no ver la conexión entre el duelo no resuelto y los síntomas sexuales o los conflictos de pareja.

El duelo en otros, cuando no se resuelve, puede presentar manifestaciones psicológicas como depresión y ataques de ansiedad. En la práctica se ve como algunas personas pueden tener duelos múltiples o una pequeña racha de pérdidas que se superponen y agravan el estado emocional de los afectados.

Desde la Terapia Familiar Sistémica siempre vemos los problemas en un contexto integral. Tomamos en cuenta el contexto familiar y social, le damos mucha importancia a las relaciones ya que parte de nuestros síntomas son producto de las interacciones que tenemos con loa demás y de nuestra habilidad o no de tener relaciones justas y equitativas. 

En las relaciones donde hay manipulación y explotación provocan malestar y síntomas. Si el duelo se vivencia en un contexto relacional, familiar o de pareja que no muestre empatía, apoyo y reconocimiento del duelo y sus etapas: es posible que el duelo se prolongue y se presenten síntomas. 

En mi caso personal, con cerca de 17 años, viví un duelo por la trágica muerte de mi padre y mi hermano. Vi algunos familiares con dificultades en superar el duelo y yo que no reconocía que el duelo me afectaba tanto, tuve rabia con Dios por la muerte de mis seres queridos por muchos años. Ya convertido en un adulto graduado, trabajando y en los preparativos de mi matrimonio, un amigo me prestó un libro de James Dobson llamado “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido”.

Después, cerca de veinte años tuve aceptación total y saqué la rabia que aún tenía.

Hoy veo muchas caras del duelo en terapia y diversos síntomas. Puedo vivencial ese tipo de dolor porque lo he vivido. Creo que la terapia es una gran ayuda para superar el duelo no resuelto.

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