Tántalo fue un semidio que por haber ofendido a los dioses del Olimpo, al morir fue eternamente torturado en el Tartaro. 

El castigo consistía en estar en un lago con el agua a cierta altura del cuerpo. Ubicado debajo de un árbol con ramas bajas. Muy cerca de él pendían las frutas. Asediado de hambre o de sed no podía saciar ninguna.

 Su sufrimiento eterno era que se alejaban de él, las frutas o el agua, en una interminable tortura. De acuerdo al mito, una gran roca que oscilaba amenazaba con aplastarlo. 

El sufrimiento y el dolor se convierten en interminables en algunas relaciones de pareja. La felicidad se aleja como el castigo de Tántalo. Ni agua, ni fruta.

 Las pautas destructivas se convierten en una especie de maldición del Olimpo, la diferencia es que el sufrimiento de Tántalo fue una consecuencia de provocar a los dioses por sus graves faltas y en las relaciones de pareja, se provoca por las interacciones de ambos, en un ciclo de sufrimiento, sin principio, ni fin que se convierte en dolor. 

Las pautas dolorosas de comunicación, las palabras hirientes y las conductas y traiciones que causan dolor: provocan que la convivencia de la pareja no sea un espacio de felicidad. 

Una relación para lograr la felicidad debe procurar una comunicación respetuosa y congruente. Debe eliminar las pautas negativas de ambos, para poner fin al ciclo de dolor.

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