La vida adquiere sentido en el contexto de los vínculos. Quien no tiene amigos verdaderos que lo aprecie por lo que es,  vive en la soledad. Puede decirse igual del que tiene familia; pero no cultiva los lazos o vínculos.

Vivimos tan a prisa y estresados que en el mismo techo, bajo la misma sombra, nos desconocemos. Padres que no conocen a sus hijos, que no saben cuáles son sus sueños o sus temores; sus inseguridades o sus sentimientos. 

Debemos cavar más hondo en nuestras relaciones. Entrar al corazón de la pareja, de los hijos, tíos, primos y amigos. En fin, fortalecer nuestros vínculos. 

Cuando creamos y fortalecemos los vínculos nuestra vida adquiere significado y sentido. Recobramos la alegría de vivir y sentimos que hay sentido en estar vivo.

Al servir a los demás, al amar a nuestra familia, fortalecemos nuestros vínculos y podemos ser felices y encontrar que vale la pena vivir, a pesar de las circunstancias y adversidades que se nos presentan.

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