Plan Sierra ha talado 303,000 árboles dañados por la plaga que causa estragos en San José de las Matas.

Los montes de San José de las Matas se doblegan ante una prolongada sequía que dispara los efectos implacables de una plaga. El manto verde tendido por los pinares enferma bajo el ataque despiadado del Ips calligraphus, un escarabajo que establece colonias bajo la corteza de los árboles y destruye los tejidos que los mantienen vivos.

El insecto deja sus huellas al teñir las acículas de sus víctimas de rojo o marrón. Unos manchones en los bosques alertan a los técnicos forestales sobre la salida de control de la plaga que ataca sobre todo durante la escasez de lluvias, cuando los pinos merman su capacidad de producir la resina que controla su propagación natural.

La enfermedad de los bosques anuncia pérdidas para productores. Deben apresurar el corte en plantaciones que, además de sus aportes económicos a la industria maderera local, crean ecosistemas forestales que rinden un importante servicio ambiental a la población de República Dominicana, como generadores de oxígeno, sumideros de carbono y captadores y filtradores del agua.

Para el 5 de julio, el Plan Sierra, entidad que maneja un programa de control de la enfermedad con la aprobación del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Mimarena), había cortado al menos 303,000 pinos, de más de 304,000 afectados por el escarabajo descortezador.

El Plan Sierra estima que los pinos talados en focos dispersos cubren unas 5,500 tareas. Su ciclo de crecimiento se completa entre 30 y 40 años, pero los afectados tenían en promedio entre 4 y 25 años, la mayoría en el rango de 10 a 25.

El costo perdido viene dado por el aumento de la sedimentación de presas y canales ante la disminución de la capacidad de las montañas para retener la erosión del suelo, así como por la pérdida de almacenamiento de agua de cada árbol y del oxígeno que genera, dice la presidente ejecutiva del Plan Sierra, Inmaculada Adames Pichardo.

“Cuando un árbol completa su ciclo de crecimiento es mucho más rentable para el productor y para la sociedad y el medio ambiente que puede aprovechar sus servicios ambientales, que es lo que justifica la inversión pública en reforestación”.

Los pinos infestados se cortan, se les quita la corteza, se fumigan y, en algunos casos, se les quema la cáscara. Los talados en los últimos meses generan 101,967 metros cúbicos de madera, con un valor promedio de RD$2,700 por metro cúbico (unos RD$275.3 millones), lo que puede compensar en alrededor del 90% del costo de contención y la reposición de las plantaciones, estima Adames Pichardo.

Los pinos derribados y saneados se dejan en manos de los propietarios de los predios para que los coloquen en mercado de madera. El Plan Sierra tiene capacidad potencial para reducir entre un 15% y un 20% las importaciones de madera de pino, estima. “Esto varía mucho por los permisos que va emitiendo medio ambiente, pero no excede el 5%”, aclara.

Resalta que cuando el 60% del área de incidencia de la Sierra se encuentre cubierto con plantaciones forestales podría suplir hasta 25% del consumo nacional y exportar varas y postes, sobre todo al vecino Haití y a las islas del Caribe.

La Sierra, sin incluir el Parque Nacional José Armando Bermúdez, cubre 1,800 kilómetros cuadrados, el 70% de vocación forestal (1,260 Km2). “A la fecha estamos en el 58% de esa meta, falta plantar el 42%, que son 530 km2”, añade Adames Pichardo. Pero, “se sigue quitando bosque para sembrar pastos, lo cual es casi una desgracia nacional que se permita que esto pase en alturas superiores a los 300 o 350 metros sobre el nivel del mar”, lamenta.

Reacción tardía

Cuando los manchones de rojo o marrón provocaban pánico en San José de las Matas, el gobierno del presidente Danilo Medina creó una comisión, mediante la Resolución 001-19 de Medio Ambiente, anunciada el pasado 23 de enero por Manuel Serrano, viceministro de Recursos Forestales.

La resolución pone bajo responsabilidad del Plan Sierra manejar del problema del ataque de Ips calligraphus en los municipios en que incide y en los que ha impulsado la reforestación de 396,181 tareas desde sus inicios en 1979.

Trabajar una tarea afectada por la plaga cuesta al menos RD$2,700. Hasta la fecha el saneamiento ha requerido unos RD$55.6 millones, explica Adames Pichardo. Pero el costo del arrastre, transporte y aserrío se estima en alrededor de RD$200 millones.

La Comisión para la cuenca del Yaque del Norte (CRYN), creada por el Ministerio de la Presidencia, asume los costos de saneamiento y control y la reposición de las 300,000 tareas afectadas por la plaga.

Un informe del Plan Sierra plantea que la estrategia para el combate a una plaga de escarabajos descortezadores, sea de Ips calligraphusDendroctonus frontalis u otra especie, se asemeja a la de un incendio forestal. “Es decir, los focos pequeños son muchos más fáciles de controlar si (los técnicos) lo hacen a tiempo, antes de que crezcan a nivel muy alto”.

“Desafortunadamente, el Plan Sierra no recibió permiso del Mimarena para iniciar un programa de control hasta el fin de enero de 2019, a pesar de que la plaga fue detectada en octubre de 2018. Es decir, a la población de Ips calligraphus se le permitió crecer por cuatro generaciones antes del inicio del programa de control”, se queja.

“Para entonces, muchos focos habían crecido a niveles difíciles de contener”, añade.

Para junio el Plan Sierra tenía localizados 255 focos grandes (más de 36 árboles dañados por el insecto); 178 medianos (entre 21 y 35) y 2,240 pequeños (entre 1 y 20).

Pero el viceministro Serrano atribuye la tardanza a la falta de consenso inicial, incluso de parte del personal del Plan Sierra. “Lo que pasó es que había una resistencia. Hay problema en las comunidades, a veces, que no saben lo que está pasado. Comenzamos a dar las autorizaciones (de corte), pero hubo algunas personas, comunicadores, que comenzaron a decir que estábamos autorizando el corte indiscriminado; sin darse cuenta de que un árbol, aunque estuviera verde, si tenía el ataque del insecto había que cortarlo”, argumenta.

Resalta que República Dominicana recibió en diciembre de 2018 a Jorge Macías-Sámano, especialista de plagas forestales en México y Centroamérica, invitado por la organización alemana GIZ.

Adames Pichardo proclama que ahora la plaga está contenida “gracias al trabajo arduo” de 45 brigadas, integradas por más de 500 técnicos y ayudantes que siguen “estrictamente” la aplicación de los protocolos de combate diseñados por el entomólogo estadounidense Ronald Billings, especialista de plagas forestales, jubilado del Servicio Forestal de Texas, College Station, Texas. “Otro elemento muy importante ha sido el retorno de las lluvias, que han restablecido la capacidad de los pinos de autodefenderse, con la emisión de resina”, dice.

Un informe del Plan Sierra explica que en marzo llovió por cinco días y los pastos y árboles de San José de las Matas empezaron a recuperarse. Pero las precipitaciones mermaron en abril y los pinos siguieron bajo el ataque del escarabajo.

“Creo que no hay otra plaga de Ips calligraphus (en la región del Caribe) en estos momentos”, explica Billings, consultado vía correo electrónico. Pero advierte que la frecuencia y la magnitud de los ataques del insecto aumentan debido a los efectos de las sequías y por el cambio climático. “República Dominicana va a sufrir más plagas en el futuro, las cuales pueden afectar muchas hectáreas de pinos si no se aplican controles a tiempo”.

En cuanto al Plan Sierra observa que no hay otro escarabajo atacando los pinares en estos momentos en la magnitud del Ips calligraphus, pero recuerda que se trata de un problema común al que los Estados en ocasiones reaccionan tarde.

“En Honduras, la última plaga del gorgojo descortezador Dendroctonus frontalis empezó en 2013 y el programa de control se inició en 2015”. “Como resultado, se perdieron más que 500,000 hectáreas de bosques de pino”, agrega.

Con respeto a República Dominicana, el experto sostiene que al país le hace falta un programa permanente de prevención y alerta temprana.

Ataque en la sequía

Un informe de Medio Ambiente, de 2016, establece que los Pinus occidentalis, endémicos de la isla Santo Domingo, eran atacados por plagas como el escarabajo de corteza o gorgojo del pino (Ips calligraphus). En 1984 se detectaron ataques en La Celestina; en 1986 y 1987 en altos niveles de la Cordillera Central, específicamente en las cercanías de San José de las Matas y Monción (Plan Sierra). Para 1997-2000 aumentó a nivel de “una plaga nacional”, afectando áreas importantes en Novillero y Catarey, Villa Altagracia, Bonao, Loma Miranda, La Vega y Jarabacoa.

También en San José de las Matas (La Celestina, El Rubio y Los Montones) y en Monción, Restauración (Sabana Clara).

“Esta vez afectó también a las plantaciones de Pinus caribaea”. Entre 2013 y 2016 la plaga conquistó las mismas áreas que en 1987 o 1997. “Según las observaciones el Ips está afectado el Pinus occidentalis en todas las áreas de su distribución”, explicó Medio Ambiente en 2016.

Este año el Plan Sierra recuerda que desde mayo de 2018 San José de las Matas, Monción y Jánico son afectados por la más intensa de que tiene registro. “En los años 1944-1946, declarada como la Sequía del Centenario, cayeron en La Sierra en promedio 796 milímetros de lluvias. En la sequía del año 1975 cayeron 718 mm y en 2018 cayeron en la Sierra sólo 489 mm de lluvia”.

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Por El Dinero