Un masivo flujo de lava espesa cubrió una carretera en Islandia el pasado sábado, dificultando el paso hacia la pequeña localidad costera de Grindavik y el popular balneario geotérmico Blue Lagoon. Las autoridades siguen de cerca la trayectoria del material fundido, que avanza lentamente y proviene de un volcán activo que erupcionó a finales de mayo, con lava que alcanzó hasta 50 metros de altura. Esa fue la octava erupción en la región en más de tres años y la quinta en poco más de seis meses.

 

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