Este crecimiento va a un ritmo de un milímetro por año en promedio, pero la tasa varía en el ecuador un 60 % entre los hemisferios oriental y occidental.
El núcleo interno de la Tierra está creciendo de forma dispareja. Los nuevos modelos de la evolución geodinámica utilizados en un reciente estudio muestran que este crecimiento va más rápido en un lado, por debajo de Indonesia, y más lento en el opuesto, debajo de Brasil.
Concretamente, la tasa de crecimiento en el ecuador varía entre los hemisferios oriental y occidental del 100 % al 160 % del promedio mundial, respectivamente. Asimismo, se pudo medir que esta tasa es un 40 % más baja en los polos que el valor promedio.
Los investigadores estiman que el centro del planeta comenzó a solidificarse (o congelarse) entre hace al menos 500 y 1.500 millones de años. Según recoge este 3 de junio el portal de noticias de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.), algo en el núcleo externo o el manto está eliminando el calor del núcleo interno a un mayor ritmo debajo de Indonesia que debajo de Brasil, pero los investigadores desconocen la causa.
Debido a la fuerza de gravedad, esta disparidad en la distribución del calor no deja el núcleo desequilibrado, sino que vuelve a centrarlo cada vez que crece, y lo hace a un ritmo medio de un milímetro por año. Sin embargo, los estudiosos creen que esta falta de homogeneidad afecta al campo magnético de la Tierra, que está relacionado con la convección en el núcleo externo y, a su vez, protege la vida en la superficie de las peligrosas partículas solares.
Los nuevos cálculos y el modelado indican a los científicos que la solidificación del núcleo no puede ser la causa del magnetismo terrestre o del movimiento de materia por debajo de la corteza. “Sabemos que el campo magnético ya existía hace 3.000 millones de años, por lo que otros procesos deben haber impulsado la convección en el núcleo externo en ese momento”, dijo Barbara Romanowicz, directora emérita del Laboratorio Sismológico de Berkeley y profesora universitaria.
Los mismos modelos aplicados por el equipo sugieren que al principio de la historia de la Tierra, las altas temperaturas del núcleo fluido que lo mantuvieron en movimiento durante miles de millones de años provenían de elementos ligeros que se separaban del hierro y no de la cristalización del hierro, que se observa hoy en día.
Los investigadores admiten que es imposible alcanzar el núcleo de la Tierra para verificar qué está sucediendo y si la ciencia describe correctamente esos sucesos. La propagación de ondas sísmicas a través del globo y las simulaciones por computadora —métodos que utilizó el equipo— son algunas de las pocas formas con las que se pueden probar las explicaciones teóricas de por qué nuestro planeta se ha ido formando de esta manera.