Los ingresos se duplican, pero los egresos son mayores, sobre todo si hay descendientes.
Santo Domingo, RD.-Un matrimonio no es color de rosa. Es una de las decisiones más importantes de un ser humano que durará hasta que el amor se acabe o la muerte los separe, sin embargo, la unión implica un presupuesto financiero realista que le permita a la pareja lograr un equilibrio.
En la sociedad actual, el hombre es comúnmente visto como el proveedor económico de la familia, pero en ocasiones, el rol se invierte. Entre risas, Nazaret afirma ser el pilar financiero de su familia.
En los años 90 devengaba dos salarios como personal de salud, uno en el Hospital Salvador Gautier por RD$1,500 y a nivel privado uno por RD$700. Dar la decisión de compartir su vida con su esposo y “vivir felices para siempre”, la obligó a iniciar desde cero.
“Nosotros pasamos muchos sacrificios al inicio. Mi esposo y yo alquilamos una casita por RD$1,200, pero en el siguiente año subió a RD$1,500 y tuvimos que mudarnos porque era muy cara”, expresa.
Sus ingresos apenas alcanzaban para mantener el hogar con las limitaciones propias de una familia dominicana, sin embargo, su opción no era volver a casa materna, ya que había quedado embarazada de su primer hijo.
Tener su primer descendiente motivó a la pareja a comprar un solar que costó RD$23,000 en aquella época. “La casa era de un solo piso. Echar el plato nos costó entre RD$50,000 y RD$60,000, tuve que tomar un préstamo informal con una amiga por RD$20,000 más el crédito, pero iba abonando capital e interés”, explica.
El caso de Nazaret es constante en los 10.8 millones de dominicanos, especialmente en sectores de recursos limitados o de personas que migran en búsqueda de un mayor futuro profesional, donde la pareja tiende a sacrificarse y adquiere un préstamo con una entidad bancaria para comprar su primera vivienda, lo que conlleva una mayor carga económica.
Comenta que inició la construcción de su hogar cuando los materiales eran de bajo costo. Por ejemplo, un block para 1998 costaba entre RD$1.94 y RD$5.50, pero que no es hasta más de 10 años después que logra “subir su casa, amueblarla y dar las terminaciones”.
¿Qué ha logrado durante más de 30 años de matrimonio a nivel económico? Se le pregunta. “Saber administrar los gustos y vicios para que no afecten nuestros salarios”, responde. Entre risas revela que su hijo mayor devenga un sueldo mayor que su labor como personal de salud. “El grande gana más que yo, pero no tiene ni un peso. Ese no saldrá a mí. Me dice que no puede ahorrar, pero yo le digo que sus responsabilidades son mías”, asegura.
Ante esto, intenta inculcar el hábito del ahorro a sus hijos. “Recuerdo abrir mi primera cuenta de ahorro por RD$150 y desde entonces siempre intento ahorrar un porcentaje de mi salario, ya que con eso he ampliado mi casa, pagado los estudios de mis hijos y los viajes familiares”, afirma.
“Compré un Corolla como vehículo, tenía ahorrado RD$200,000 y mi hermano me prestó RD$50,000 y completamos los RD$250,000 para así no tomar un préstamo con el banco”, dijo.
Nazaret aconseja a las personas evitar comprometer el salario mensual y saldar las deudas para que sus ingresos futuros no se vean perjudicados y lograr, así, los objetivos que se propongan.
Proyección
En conversación con elDinero, la mujer sostuvo que levantarse a las cinco de la madrugada a preparar la comida y llevar a la escuela a los hijos es un sacrificio que siempre lleva presente. No obstante, pensó en emprender cuando “la situación estaba mala”.
Nazareth planteó a su esposo poner un negocio para que les quedara para la posteridad y pagar con los ingresos la universidad de sus hijos, pero él se encontraba enfocado en su trabajo como fotoperiodista, por lo que no apoyó la idea en ese momento. “A pesar de todo, en la enfermería no se gana tan mal. Los servicios extras daban para educar y cubrir las necesidades de mis hijos”, agrega.
Comenta que dos de sus hijos forjaron una carrera universitaria, mientras que la menor es estudiante de medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Ante este logro, afianza que “pobremente” ha llevado a sus hijos como profesionales sin “deberle” a nadie, únicamente “trabajando, sin dar el mal ejemplo”.