El estrés es una reacción del organismo frente al peligro y a las amenazas. El cuerpo del animal en peligro se prepara para huir o para librar una lucha contra el enemigo.
En condiciones primitivas el hombre era amenazado por fieras diversas y elementos de la naturaleza que no comprendía.
Hoy en día nuestra fuente de peligros y amenazas es la vida moderna: Los tapones de tránsito, los conflictos laborales, la crisis económica, la criminalidad, el multiempleo y la falta de empleo en otros.
En el hogar: la crianza, conflictos de pareja, enfermedad y deudas. Nuestros estresores son variados, afectan la salud física y mental; así como el funcionamiento sexual.
Las disfunciones sexuales tienen como base general al estrés y a la ansiedad. Al margen de otros factores estos elementos afectan la respuesta sexual.
Con estrés se puede perder la erección y presentarse la Eyaculación precoz, al tener una relación sexual en ambientes llenos de presión.
También el estrés crónico y acumulado no permite que funcionemos adecuadamente en la respuesta sexual. Se puede afectar la lubricación y el orgasmo en la mujer.
Controlar el estrés mejora nuestro rendimiento sexual. Hay que evitar ambientes estresantes y bajar los niveles de estrés que genera la vida moderna.
La vida moderna del occidente del mundo es muy agitada. Ese estrés lo llevamos a la intimidad y sumado al aumento de hábitos tóxicos y el estilo de vida, lleno de preocupaciones y sobrecarga, creamos las condiciones propicias para un mal funcionamiento sexual.