Una oleada de explosiones de dispositivos localizadores (buscapersonas o ‘beepers’) pertenecientes al grupo chiita Hezbolá estremeció este martes el Líbano, dejando al menos 11 muertos y unos 4.000 heridos.
Tras los estallidos, Hezbolá y las autoridades libanesas culparon a Israel de la “agresión criminal”. El grupo chiita realiza una investigación de los estallidos y se ha comprometido a responder al ataque.
Por ahora no hay información confirmada sobre lo que provocó las explosiones, pero se divulgan diversas versiones de lo ocurrido.
Fallo de baterías
De acuerdo con reportes, los buscapersonas fueron producidos por la compañía Gold Apollo, con sede en Taiwán, y Reuters reporta que los dispositivos fueron comprados en los últimos meses.
La propia empresa declaró posteriormente que los buscas no fueron fabricados por ellos, sino por una compañía llamada BAC que tiene licencia para usar su marca.
Mientras tanto, The New York Times recoge, citando a varios funcionarios estadounidenses y de otros países, que la mayoría de los dispositivos comprados eran del modelo AP924, pero también el envío incluía otros tres modelos de buscapersonas de la compañía.
Una de las versiones de los acontecimientos señala que las baterías de litio de los dispositivos explotaron, probablemente debido al sobrecalentamiento.
No obstante, Edward Snowden, el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA) y de la CIA que desveló en el 2013 el programa de vigilancia masiva de Washington, indicó que si se tratara de baterías sobrecalentadas que explotan, “se esperarían muchos más pequeños incendios y fallos de encendido”.
Además, Paul Christensen, experto en seguridad de baterías de litio en la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido, dijo a Reuters que los daños causados por las explosiones parecen ser incompatibles con los casos conocidos de fallo de este tipo de baterías en el pasado.
A su vez, Rich Outzen, investigador principal en el ‘think tank’ estadounidense Atlantic Council, indicó a Al Jazeera que las explosiones podrían haber sido provocadas por “la inserción de programas maliciosos a distancia”. “No es imposible que hubiera algún código insertado que sobrecalentara las baterías sin la inserción de explosivos”, sostuvo.
Explosivos instalados dentro de los buscapersonas
Otra versión sobre los hechos indica que Israel logró infiltrarse en la cadena de suministro del grupo chiita e instalar miniexplosivos dentro de los dispositivos de comunicación.
Así, Sky News Arabia reporta, citando a sus fuentes, que la agencia de inteligencia de Israel Mossad tuvo acceso a los dispositivos antes de que los buscapersonas fueran entregados a Hezbolá. Los informantes del medio indicaron que los agentes israelíes colocaron una sustancia explosiva conocida como Pent en los dispositivos de comunicación y luego, ya a distancia, aumentaron la temperatura de las baterías provocando las detonaciones.
Las fuentes de The New York Times señalaron que la sustancia explosiva fue colocada cerca de la batería de los aparatos.
En paralelo, se ha difundido la información de que las detonaciones fueron activadas por un temporizador o algún elemento que las desencadenó. Reuters señala, con referencia a fuentes de seguridad y varias grabaciones, que los estallidos se registraron en algunos casos después de que los buscas sonaran, tras lo cual las personas los cogieron o se los acercaron a la cara. Varios informantes de The New York Times afirmaron que los buscas “estaban programados para pitar durante varios segundos antes de explotar”.
Comentando lo sucedido, Snowden atribuyó a Israel las explosiones coordinadas de los buscapersonas. El exanalista sugirió que parece más probable que se trate de “explosivos implantados” y no de un “pirateo informático”, ya que hay “demasiadas heridas graves y consistentes”.
El investigador Rich Outzen no descartó que los autores del plan de ataque puedan haberse infiltrado en las instalaciones de producción o interrumpido los suministros para colocar explosivos dentro de los dispositivos.