La región es gran importadora de petróleo (US$8,840 millones sumaron Argentina, Colombia y Ecuador en 2019), lo que es una desventaja ante la inflación.

El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha agravado la crisis económica que ya venía causando estragos en la mayoría de los países, principalmente, por el fenómeno de la inflación transferida por los altos costos de las materias primas y el transporte. La cotización del petróleo, como consecuencia directa de la incertidumbre de esta guerra, es otro ingrediente que se agrega a la perplejidad que caracteriza a los principales mercados.

Según la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), en América Latina se concentra el 20% del total de reservas probadas de petróleo (Venezuela, Brasil, México, Argentina, Colombia y Ecuador) a nivel mundial, que a finales de 2019 ascendían a 1.73 billones de barriles. No obstante, al no ser una región netamente refinadora de crudo, a diferencia de otras zonas, los países están obligados a importar a gran escala.

Las importaciones se deben a que los países de la región producen petróleos por debajo de su demanda de derivados que son 7.3 millones de barriles por día (Mbep/d) frente a los 6.8 Mbep/d que produce.

Por el conflicto en Eurasia, el crecimiento económico en Europa muestra alzas de las materias primas, la inflación y depreciación de las divisas. Latinoamérica no está exenta de esa realidad, ya que esta región comercializa con los principales bloques del crudo (Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Petróleo Brent y la West Texas Intermediate) que, a la vez, han tenido un precio de referencia cotizante por encima de los US$100 por barril.

Principales petroleros

Brasil, siendo el país más extenso (8,515.7 Km²) de la región y con la segunda mayor reserva después de Venezuela produce cerca del 75% de toda la zona. En el 2020, con diez petroleras, cerró con una producción de 2.94 millones de barriles de petróleo por día (Bp/d) y, en 2021 llegó a 2.85 millones Bp/d, según reporte de la Agencia Nacional de Petróleo de Brasil (ANP).

En 2019, de un total de 2.77 millones de Bp/d, la multinacional Petrobras lideró las cifras con un 74.1% afianzándola como la mayor productora del país, seguido de Shell Brasil, 12.1%; Repsol Petrogral Brasil, 3.3%; Sinopec, 2.4%; Equinor Energy, 1.4% y Equinor Brasil con un 1.3%, de acuerdo a la ANP.

El Observatorio de Complejidad Económica (OEC, siglas en inglés), para ese mismo período indicó que el país sudamericano importó US$4,350 millones en aceites de petróleo, consolidándose en el lugar 28 de este tipo en el mundo y en el tercero más importado de Brasil.

En tanto que Venezuela, debido a su volatilidad económica e inestabilidad política ha perdido la supremacía petrolera en la región que mantuvo por décadas, pese a que tiene la mayor reserva de petróleo mundial por encima de Arabia Saudí, cifras que la BP Statistical Review of World Energy estimó en 304,000 millones de barriles bajo superficie en 2019.

De acuerdo al informe de la OPEP, Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), en 2019, año prepandémico, su producción cerró con pésimos dígitos (877,000 Bp/d) y desde entonces ha estado menguando aún por debajo de ese equivalente en la obtención del crudo. Para 2020 y 2021 finalizó con 527,000 Bp/d y 720,000 Bp/d, respectivamente.

Según datos del OEC, este mineral fue el principal producto entre los importados (US$5,570 millones cifra general) abarcando el 16.8% y montos de US$938 millones en 2019. Estados Unidos (US$306 millones), España (US$252millones), India (US$170millones), Países Bajos (US$161millones) e Italia (US$19,7 millones) fueron sus socios más directos en este renglón.

Por otro lado, México, al igual que Venezuela, tiene monopolizada la explotación del crudo en todo su territorio en la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la misma se encuentra en el lugar 18 a nivel mundial dentro de los más petroleros.

El OEC, detalló que el país azteca en el 2019, su comercio exterior en esta materia sumaron US$31,500 millones, de los cuales US$2,200 millones obedecen a las exportaciones y US$29,300 millones a las importaciones del crudo, respectivamente.

Los países que tuvieron más incidencia en las importaciones fueron: Estados Unidos, 91.0%; seguido de Países Bajos, 2.58%; China, 2.48%; Corea del Sur, 1.64%; Japón, 0.42% y Rusia con un 0.10%.

Minoritarios

En la región le continúa Argentina, la cual aglomera 15 empresas productoras de petróleo. Según la Secretaria de Energía de ese país en diciembre de 2021 produjo 559.000 bp/d, la cifra más alta desde octubre del 2012, para un aumento de un14% en comparación a ese mismo mes de 2020. Desde el 2019, tiene reservas comprobadas de 407,420 Mm3 (miles de metros cúbicos).

De acuerdo al OEC, en 2019, el crudo fue el segundo producto más importado detrás de los automóviles con volúmenes de US$2,250 millones.

Colombia se convirtió en el importador número 46 de petróleo en el mundo, al tiempo que fue su principal producto a lo interno con equivalentes de US$3,620 millones. Estados Unidos ($3,130 millones) fue su mayor proveedor en un 86.4% y Rusia (US$12,900 millones) con porcentaje de 0.36% entre los menores.

Finalmente Ecuador, que perforó en 1911 su primer pozo petrolero en la región de la Costa. En 2019, las importaciones representaron US$2,970 millones, ocupando el primer lugar entre los importados. Además, de acuerdo al reporte del segundo trimestre de 2021 del Banco Central de ese país, estos derivados tuvieron una demanda de 91.00 millones Bp/d en 2019 y 74.32 millones de Bp/d en 2020.

En conjunto, estas tres economías sumaron US$8,840 millones en importaciones de aceites de petróleo en 2019 para suplir la demanda de derivados en sus respectivas economías.

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Por El Dinero