Santo Domingo, RD.- Rafael Blanco Canto, expresidente de la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores) y del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), es conocido por ser directo en sus planteamientos. Estima que, por vía del turismo, el impacto negativo del covid-19 sobre la economía dominicana será de poco más de US$5,000 millones y prevé que será necesario esperar entre 24 y 30 meses para recobrar la normalidad en el sector.

El empresario turístico señaló que la pandemia del covid-19 ha paralizado parte de las principales economías, clausurando el segmento de viajes y turismo en todo el mundo.

“Digo esto porque las líneas aéreas han paralizado sus vuelos, los hoteles, restaurantes y centros de convenciones, así como los cruceros, están cerrados en la mayoría de los países”, expresó.

Comparó la crisis mundial que está generando la pandemia con crisis anteriores, como la provocada por los atentados del 9-11 en Estados Unidos, que provocaron un pánico para viajar en muchos turistas.

El expresidente de Asonahores también recordó la crisis financiera del 2008 que, aunque se originara en Estados Unidos, sus efectos en la economía global hicieron que se convirtiera en una “pandemia financiera”, creando una recesión que afectó al turismo. “También nos tomó cerca de dos años volver a recuperar los niveles que teníamos antes de la crisis”, sostuvo.

Blanco Canto, quien también fuera presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), afirmó que en estos momentos hay una combinación de ambas crisis, por lo que “tenemos una crisis de miedo y una crisis de recesión económica”.

Señaló que esta situación no sólo ha tenido prácticamente cerrada la industria turística a nivel mundial, sino que también tomará un tiempo prolongado para volver a la normalidad que había previo a esta pandemia del covid-19.

“Estamos que no será en menos de 24 a 30 meses que volveremos a tener la normalidad que teníamos previo a esta crisis. Además, tenemos que añadir que en aquellas dos crisis anteriores, excepto en el 9-11 con las medidas de seguridad que hubo que adoptar en los aeropuertos, puertos y aviones, lo cual aumentó los costos operativos de ese segmento, en este caso, los protocolos de seguridad serán mucho más generalizados”, afirmó Blanco Canto en una entrevista para Hablemos de Turismo, por CTN, de Miguel Calzada León.

Aclaró que los protocolos de seguridad también deberán aplicarse en hoteles, restaurantes, cruceros, transporte terrestre y en todas las áreas, lo que implicará un aumento de los costos operativos en sentido general.

Resaltó que este panorama global sucederá con mayor intensidad en el país, tomando en cuenta que todas las cadenas de valor del sector se encuentran paralizadas desde principios de marzo.

En consecuencia, estimó que el país tendrá pérdidas valoradas en más de US$5,000 millones, sin contar la pérdida de empleos de la industria turística. “A la mayoría de los hoteles dominicanos les será muy difícil que vuelvan a reactivar sus negocios antes de la temporada de invierno que se inicia el 1 de noviembre”, agregó.

El empresario considera que la temporada de verano está “prácticamente perdida”, a excepción de algunos segmentos en el mercado turístico.

De hecho, indicó que como el país aún no logra aplanar la curva de contagios del covid-19, no será posible reabrir las actividades en junio ni desde el punto de vista interno ni desde el punto de vista de los destinos emisores, los cuales tendrán condiciones estrictas para permitir que sus ciudadanos transiten fuera de sus fronteras.

En ese sentido, consideró importante que las autoridades establezcan una fecha de apertura en el corto plazo, la cual, sugirió, “podría ser el 1 de julio, y no antes”.

Esto serviría, comprende, para que los actores del sector puedan planificar la reactivación de sus actividades, “ya que es imposible que de hoy para mañana se puedan programar vuelos, rutas de cruceros, abrir un hotel… para nosotros abrir uno de nuestros establecimientos necesitamos, como mínimo, 30 o 45 días”, acotó.

Agregó que el país debe preparar una campaña internacional de promoción y de relaciones públicas, con la participación de los actores públicos y privados, a través de una alianza.

En el caso de los hoteles todo incluido, Blanco Canto detalló que deberán variar su operatividad, contando con un personal de apoyo que les ayude con los pedidos y a tomar medidas de seguridad e higiene como separar las mesas unas de las otras, utilizar barreras o mamparas entre los colaboradores y clientes, supervisar el lavado de manos permanente, entre otras medidas complementarias.

Evaluó que en principio la apertura será paulatina, por lo que deberá controlarse “por un período relativamente corto” la salida de los huéspedes al exterior, para evitar que tengan contacto con otras personas.

En ese orden, dijo que es muy posible que los programas de excursiones que se implementan, los cuales son exitosos, no puedan abrirse en una primera etapa, sino en una segunda fase.

Informó que Asonahores cuenta el apoyo de un equipo médico capacitado, para dar soporte en el cumplimiento de todas las medidas sanitarias que serán parte del protocolo a implementarse.

Blanco Canto da por hecho que el turismo logrará expandirse este verano “de manera importante”, porque los turistas que tendrían programado algún viaje al exterior preferirán quedarse en República Dominicana.

“Tú sabes que el turismo interno se ha caracterizado por ser de fin de semanas y días de fiesta, es decir, es una actividad de corta duración que no permitirá a los hoteles basar su estructura económica solo en ese tipo de turismo. Ahora, es muy posible que por el hecho de que los dominicanos tendrán miedo a salir del país, pasen sus vacaciones aquí, y así los periodos de estadía de turistas locales se extiendan a una semana… ya estamos trabajando en programas específicos para atraer a esos turistas”, adelantó.

Ante el contexto de crisis económica que la pandemia ha desencadenado en el país, el especialista entiende que los expertos fiscalistas deberían comenzar a analizar cuál es el tratamiento tributario que debe darse al sector turismo, incluyendo a cada empresa que forma parte de la industria.

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Por El Dinero