Azua, RD.- Una madre soltera y sus dos hijos quedaron a la intemperie al incendiarse su vivienda. Apenas les quedó la ropa que tenían puesta.

Con el alma destrozada, Yariza Méndez Guerrero, narra lo triste que se ha convertido su vida por causa de esa situación, donde al perderlo todo se siente como si el cielo le cayera encima.

Explicó que allí solo quedó la ceniza, una pieza de abanico, una estufa y el recuerdo de una familia que era feliz, hasta el momento del siniestro.

Sin embargo, a pesar de lo ocurrido Yaritza no ha perdido la fe ni el deseo de levantarse; sueña con que algún día aparecerá la ayuda de alguien o de alguna fundación solidaria.

Manifestó que es maestra, y que anhela trabajar como docente en un centro educativo, ya que su deseo de avanzar y de seguir luchando, no murió con el incendio.

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