Clayton Kershaw se paró en el bullpen de Los Ángeles en el jardín derecho-cen­tral, viendo cómo Austin Barnes manejaba el últi­mo lanzamiento, el de Julio Urías que le dio a los Dod­gers su primer título de Se­rie Mundial desde 1988.

Kershaw finalmente se había convertido en cam­peón, al igual que Sandy Koufax, Fernando Valenzue­la y Orel Hershiser antes que él. La misión tomó 13 años en las mayores, 15 desde que los Dodgers lo convir­tieron en la séptima selec­ción en el draft amateur de 2006. El zurdo levantó am­bos brazos y señaló con los dedos hacia el cielo, con una enorme sonrisa en el ros­tro.

Con la sudadera azul de los Dodgers todavía puesta, el as de 32 años atravesó la puerta del bullpen y se di­rigió al cuadro para unirse a sus compañeros de salto. “Estaba tratando de asimi­larlo todo, lo mejor que pu­de”, dijo Kershaw. “Nunca escribes realmente un guión de lo que vas a hacer o có­mo te vas a sentir. Fue solo una sensación de satisfac­ción, como si el trabajo es­tuviera hecho. Ganamos.

Lo hicimos. Ganamos nuestra carrera y se acabó. Y com­pletamos nuestra misión. Solo un sentimiento de satis­facción, alegría. Y luego po­der ver a los muchachos y lo felices que estaban todos “.

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