En los últimos días hemos visto las encuestadoras más prestigiosas hacer sus proyecciones, vaticinando los resultados de las elecciones del próximo 5 de Julio. Salvo algunas, casi todas ubican al expresidente por debajo de un 10%.

Evidentemente este no muestra posibilidad alguna de ser presidente nuevamente, al menos en el corto plazo. Sin embargo, los que de alguna manera nos dedicamos al análisis del acontecer político estamos convencidos de que el proyecto del exmandatario es más a largo plazo. Por lo que no lograr alzarse con el triunfo en esta oportunidad no sería una derrota en su exitosa carrera política.

¿Cuál sería entonces su derrota?

Según nuestra legislación un partido se considerará mayoritario solo si logra alcanzar por lo menos un 5% de los votos en las elecciones. Tarea que le sería fácil al Dr. Fernández si su candidatura estuviera sustentada principalmente, aunque no únicamente, en un solo partido.

La cuestión es que el Partido Reformista, actualmente #3 en la boleta electoral y la Fuerza del Pueblo, hasta el momento partido minoritario, ambos estarán luchando por pertenecer al pequeño club de los mayoritarios después de las próximas elecciones.

Esta tarea reposa principalmente sobre los hombros de Leonel Fernández, quien encabeza la boleta de ambos partidos. La cuestión está que partiendo de los resultados que se pronostican, en el mejor de los casos solo uno de los dos partidos podrá ser mayoritario. Pues un 8 ó 9 sin importar cómo usted lo divida no podrá ser 5% para ambos bandos.

La derrota de Leonel sería, después de haber sido 3 veces presidente de la República y autoproclamarse como el auténtico ganador de aquel cuestionado Octubre, no poder convertir su partido, La Fuerza del Pueblo, en partido mayoritario.

La derrota de Leonel sería, convertir al Partido Reformista, que desde la muerte del Dr. #JoaquíBalaguer viene luchando por mantenerse entre los principales, en un partido minoritario.

La derrota de Leonel sería no tener ninguna fuerza de decisión sobre quien será nuestro próximo presidente, después de vender la idea de que en él reposaba ese poder.

Estás incógnitas han de aclararse la noche del esperado 5 de Julio.

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