Los animales de compañía solían considerarse un tema científico trivial. Hoy, la ciencia se adentra en los cuerpos y las mentes de perros y gatos.

Este artículo forma parte de nuestra sección especial Mascotas, dedicada al creciente interés de los científicos por nuestros animales de compañía.

Cada perro tiene su día y el 14 de julio de 2004 fue el de una boxer llamada Tasha. En esa fecha, los Institutos Nacionales de la Salud anunciaron que esta perra de pecho rechoncho y generosa papada se había convertido en el primer perro al que se le había secuenciado su genoma completo. “Desde entonces, todo ha explotado”, afirmó Elaine Ostrander, experta en genómica canina del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, quien formó parte del equipo de investigación.

En los 20 años transcurridos desde entonces, los genetistas se han enamorado de nuestros compañeros caninos y han secuenciado miles y miles de perros, desde razas puras con pedigrí hasta criollos misteriosos, perros de trabajo bastante adiestrados, perros callejeros en libertad e incluso restos caninos antiguos.

La investigación sobre la cognición y el comportamiento caninos también ha despegado. “Ahora los carteles sobre perros ocupan la mitad de un congreso sobre comportamiento animal”, dijo Monique Udell, quien dirige el laboratorio de interacción humano-animal de la Universidad Estatal de Oregón. “Y estamos empezando a ver que la investigación sobre gatos sigue esa misma tendencia”.

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Hace solo unas décadas, muchos investigadores consideraban que los animales de compañía eran temas muy poco serios. (“Yo no quería estudiar perros”, dijo Alexandra Horowitz, quien desde entonces se ha convertido en una destacada investigadora en el campo de la cognición canina). Hoy, los animales de compañía están absolutamente de moda. Científicos de todo el mundo se adentran en los cuerpos y las mentes de perros y gatos, con la esperanza de aprender más sobre cómo se han colado en nuestras vidas, cómo experimentan el mundo y cómo hacer que vivan más tiempo. Se trata de un cambio que, según algunos expertos, debería haberse producido hace tiempo.

“Tenemos la responsabilidad de conocer a fondo a estos animales si queremos convivir con ellos”, dijo Udell. “También tenemos este gran potencial de aprender mucho sobre ellos y mucho sobre nosotros mismos en el proceso”.

Para los genetistas, tanto los perros como los gatos son sujetos interesantes, dada su larga y estrecha historia con los humanos y su propensión a muchas de las mismas enfermedades, desde el cáncer a la diabetes.

Los perros han sido un objetivo especialmente atractivo. La intensa selección humana, sobre todo en los últimos siglos, ha creado una asombrosa diversidad canina, desde chihuahuas a gran daneses, y cientos de razas aisladas reproductivamente, que a menudo padecen altas tasas de enfermedad.

A gray-haired dog with pointed nose and big brown eyes.
Pip, en un parque de Escondido, California, a principios de este mes, participa en Los perros de Darwin, una iniciativa científica comunitaria que estudia el comportamiento y la genética de los perros.Credit…Sandy Huffaker para The New York Times
Tiki, un Yorkshire terrier de 14 años y participante en Los perros de Darwin, posa para un retrato un domingo de este mes en MonacaCredit…Jared Wickerham para The New York Times

En la década de 2000, los científicos identificaron las bases genéticas de diversos rasgos caninos, como el pelo rizado y la cola ladeadaIdentificaron mutaciones que podían explicar por qué los bóxer blancos eran propensos a la sordera. Y descubrieron que los corgis, basset hounds y perros salchicha debían sus patas rechonchas a una aberración genética en una familia de genes que también regula el desarrollo óseo en humanos.

Estos primeros estudios “pusieron de manifiesto el potencial que teníamos para aprender de los perros, pero también que íbamos a necesitar muestras de mayor tamaño para hacerlo realmente bien”, afirmó Elinor Karlsson, genetista de la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts y del Instituto Broad. Y así, los investigadores empezaron a crear grandes proyectos de ciencia ciudadana, buscando muestras de ADN y datos de perros de todo Estados Unidos.

Los dueños de mascotas aceptaron el reto. El Estudio de la vida del golden retriever, que comenzó a reclutar participantes en 2012, ha estado siguiendo a más de 3000 perros en un esfuerzo por identificar factores de riesgo genéticos y ambientales para el cáncer, que es especialmente común en la raza. Desde 2019, el Proyecto de envejecimiento canino, un estudio a largo plazo sobre salud y longevidad, ha reclutado a casi 50.000 perros.

El propio proyecto de Karlsson, Los perros de Darwin, cuenta con 44.000 caninos y contando. (Se ha secuenciado el genoma de unos 4000.) Los investigadores buscan en los datos pistas sobre el cáncer de huesos, el comportamiento compulsivo y otras características. Entre los primeros hallazgos: aunque muchos rasgos de comportamiento son hereditarios, como la sociabilidad y la capacidad de adiestramiento, también están muy distribuidos en el reino canino y la raza de un perro no predice bien su personalidad.

Esta primavera, Karlsson presentó una ampliación muy esperada:Los gatos de Darwin. “Nunca he tenido un perro”, dijo. Más tarde, en un correo electrónico, añadió: “Me encantaría saber si ‘el gato duerme sobre tu cabeza’ está influido por la genética”.

Estos proyectos fueron posibles gracias a que la secuenciación genómica se hizo más rápida y asequible. Pero el “tremendo entusiasmo” de los dueños de mascotas ha sido fundamental, afirmó Ostrander, quien ahora dirige el proyecto Dog10Kun esfuerzo por construir un catálogo global exhaustivo de la diversidad genética canina.

Los propietarios de perros de la actualidad saben más sobre genética y están muy motivados para participar en la investigación. “La gente dedica cantidades extraordinarias de tiempo y dinero a la salud y el cuidado caninos”, afirmó. “Nos importa mucho que vivan lo mejor posible”.

Pip es solo uno de miles de participantes de Los perros de Darwin, un proyecto de ciencia abierta financiado por un genetista de Massachusetts. Credit…Sandy Huffaker para The New York Times

El sector de la salud de las mascotas ha florecido y produce sus propios datos. En la empresa Nationwide, que ofrece seguros médicos para mascotas, un equipo de análisis veterinario ha estado examinando millones de solicitudes de reembolso para documentar los problemas de salud comunes en perros y gatos de diferentes razas, tamaños y edades. Mars Petcare, propietaria de varias cadenas veterinarias, espera reclutar a 20.000 pacientes caninos y felinos para que aporten muestras biológicas a un biobanco de animales de compañía.

Las investigaciones también prometen aportar información a la medicina humana. Perros y gatos comparten muchos de nuestros genes, por supuesto, pero también comparten nuestros hogares. “No son ratones que viven en una jaula”, dijo Kelly Diehl, veterinaria que dirige las comunicaciones científicas de la Morris Animal Foundation, que lleva a cabo el estudio sobre los golden retriever.

Esto convierte a las mascotas en buenos modelos para estudiar la influencia del entorno y el estilo de vida en la salud. Por ejemplo, un equipo de investigadores del golden retriever busca vínculos entre los contaminantes y el linfoma. Los primeros resultados del Proyecto de envejecimiento canino sugieren que los perros con estilos de vida activo corren menos riesgo de padecer “demencia canina” y que vivir en un entorno social, como un hogar con otras mascotas, puede ser bueno para la salud canina.

“La gran pregunta general es: ¿cuáles son los factores biológicos, ambientales y de estilo de vida que influyen en el envejecimiento saludable de los perros?”, explicó Daniel Promislow, biogerontólogo de la Universidad de Washington y codirector del proyecto. “Es una pregunta fundamental también para las personas”.

Hace varias décadas, los científicos que buscaban descifrar la mente de los animales solían estudiar criaturas salvajes y de gran cerebro, como simios grandes y cetáceos, o incondicionales de laboratorio, como roedores y aves. ¿Y esos animales que dormían la siesta en nuestros sofás? “La gente no pensaba en los perros como verdaderos animales”, dijo Horowitz, investigadora de la cognición canina en el Barnard College. “Porque estaban en nuestras casas, y están domesticados; estaban tan adulterados que como que no resultaban interesantes”.

Pero a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000, dos equipos de investigación descubrieron que los perros estaban dotados para interpretar las señales humanas y seguían con éxito sus gestos y miradas para localizar comida escondida. En estas tareas, superaban a los lobos criados por personas e incluso, en algunos casos, a los grandes simios. Los estudios sugerían que los perros poseían formas sofisticadas de cognición social, y los investigadores comenzaron a parar las orejas para prestar atención.

“Los vientos han cambiado”, dijo Adam Miklosi, investigador de cognición canina de la Universidad Eotvos Lorand de Budapest, quien dirigió algunos de los estudios fundacionales. “La comunidad canina es una de las mayores en la investigación de la cognición”.

Max, mezcla de pastor, durante su sesión fotográfica en SeattleCredit…M. Scott Brauer para The New York Times

Desde entonces, otras investigaciones han añadido detalles y matices a aquellos primeros estudios, poniendo de relieve tanto las capacidades como las limitaciones de la mente canina. En general, los datos confirman que los perros son expertos en tareas sociales y están muy atentos a las señales humanas. Pero la ciencia también sugiere que a veces estamos demasiado ansiosos por proyectar nuestras propias experiencias en los perros. Según Horowitz, cuando los perros muestran lo que muchos describen como una “mirada culpable” —desviando la mirada y escabulléndose de sus dueños—, probablemente responden a una reprimenda, y no es que sientan arrepentimiento por una fechoría.

El campo prosperó, en parte, porque los perros eran sujetos cooperativos, cómodos y asequibles. ¿Para qué adentrarse en la naturaleza o alojar a cientos de animales en un laboratorio? Los científicos de la cognición canina podían tomar prestado el enfoque de los psicólogos del desarrollo.

“La gente que se dedica a la psicología del desarrollo no tiene laboratorios llenos de niños de 12 meses”, comentó Evan MacLean, director del Centro de Cognición Canina de la Universidad de Arizona. “Tienen los números de teléfono de los padres. Nosotros tenemos los números de teléfono de los padres de los perros”.

Este enfoque ha hecho que la investigación de la cognición canina sea factible para científicos de facultades y universidades sin grandes presupuestos de investigación. Y a medida que el campo ha ido creciendo, se han abierto oportunidades para esfuerzos más amplios y colaborativos. En el proyecto ManyDogs, científicos de laboratorios de todo el mundo trabajan ahora para “poner a prueba“ algunos descubrimientos clave sobre la cognición canina, explicó MacLean. “Si tenemos resultados importantes, creemos que deberíamos ser capaces de replicar estas cosas en laboratorios de todo el mundo”.

Hasta hace poco, los científicos se interesaban poco por la cognición social de los gatos, que no descendieron de animales muy sociables y a menudo se consideraban distantes. Pero las nuevas investigaciones sugieren que algunos gatos, al menos, tienen mucha perspicacia social, incluida la capacidad de captar emociones humanas y seguir miradas humanas.

Una de las cuestiones que se plantean es cómo los gatos adquieren estas habilidades. “¿Comprenden las emociones humanas y siguen las señales humanas solo si han estado expuestos a los humanos desde el principio?”, preguntó Jennifer Vonk, psicóloga cognitiva comparativa de la Universidad de Oakland. “¿Tienen que criarse con compañeros de camada?”.

Quizá nuestra percepción de los gatos como seres independientes (y a veces intransigentes) sea una profecía que se cumple a sí misma, especuló Udell. Señala que los gatitos no suelen tener las mismas oportunidades de socialización y adiestramiento que los cachorros de perro. Quizá esas oportunidades de enriquecimiento ayudarían a los gatos a demostrar completamente de lo que son capaces.

Los perros y los gatos han logrado un éxito extraordinario en el mundo de los humanos, pero para profundizar en nuestras relaciones con ellos puede que sea necesario comprenderlos en sus propios términos.

“Tienen sus propios impulsos, deseos, necesidades y formas de entender el mundo”, dijo Clive Wynne, experto en comportamiento canino de la Universidad Estatal de Arizona. “Y es un hermoso milagro que su forma de entender el mundo, especialmente el mundo social, y nuestra forma de entender el mundo puedan fundirse en esta asociación realmente muy hermosa”.

Fuente: The New York Times en Español

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