La Romana RD.-El lanzador de Grandes Ligas de los Orioles de Baltimore, Miguel Castro, confesó que sintió temor y pensó que sería el último día de su vida, al valorar como “un milagro de Dios” luego de ser víctima de dos asaltantes que lo encañonaron con una pistola que afortunadamente se le encasquilló, lo que evitó que el disparo saliera del arma.

Al agradecer las muestras de afectos de tanta gente, al conversar en exclusiva para LISTIN DIARIO, el estelar jugador del equipo de Baltimore dijo que está seguro que no ocurrió lo peor porque la mayoría de su familia es creyente del evangelio.

Al narrar lo ocurrido en la tarde del pasado martes, cuando llegó al estadio Andújar Cedeño del municipio de Villa Hermosa, donde realiza prácticas con otros peloteros, dijo que un individuo con un casco se le lanzó con un arma y le arrancó las cadenas que llevaba en el pecho, al momento que le amenazó con arma en manos. Tenía celular en mano y cartera, pero no se la requirieron, solo se interesaron por la joya.

Explicó que todo ocurrió al llegar del gimnasio, pero sus compañeros no se percataron. Pensó en el final de su carrera y el sueño truncado de su familia, ya que todos dependen de él.

En ese momento ocurrió lo que consideró algo milagroso, cuando el arma dejó caer dos balas, sin dispararse, lo que cree se debió a la práctica religiosa de toda su familia, y su fe en Dios. “Solo puedo decir gracias a Dios por la oportunidad de poder vivir”, dijo Castro al indicar que los asaltantes tenían cascos y estaban encapuchados.

 “Yo tenía mi teléfono en manos y mi cartera en los bolsillos. Pero ellos solo se interesaron por las prendas. Yo nunca imaginé que iba a pasarme algo así. Es mi segundo año que vengo a aquí a este estadio. Porque uno viene a ser un espejo para ellos”, expresó.

Castro comparte prácticas en el mismo estadio con Kenny De La Cruz, jugador independiente que resultó ser el JMV en el 2019; Oscar De La Cruz, de Chicago Cub. Es asiduo visitante este lugar, donde se entrega, cuando está en el país.

Acompañado de su padre, un agente asignado, el relevista de Grandes Ligas que lazó 72 entradas y 1-3 en 65 partidos, con una efectividad de 4.34 en su tercer año en las mayores, admitió que sintió miedo, al tiempo de lamentar que se haga eso con jugadores como él, que lo que hacen es ayudar y poner en alto el nombre del país.

Apoyo

El jugador agradeció la solidaridad de compañeros, fanáticos y el apoyo de las autoridades policiales.

Dijo esperar que sean capturados los autores del atraco, no por lo que le sustrajeron, sino para que no continúen cometiendo crímenes y delitos, al tiempo de enfatizar los buenos sentimientos de los jugadores de Grandes Ligas y las ayudas que hacen a los jóvenes.

“Yo soy creyente, he crecido en eso y lo haré mientras vida tenga. Mi madre Yesenia Báez, y mi padre siempre me ayuda, a veces viene conmigo”, dijo Castro.

Respecto a los jugadores y lo que significa este tipo de situaciones, lamentó que ocurran en el país, al indicar que se ha perdido el respeto: “nosotros somos el futuro de la República Dominicana y venimos a trabajar, a disfrutar en familia. Me corresponde regresar en febrero, pero por lo que pasó, a ver qué decisión toma el equipo”.

Sostuvo que lleva dos meses en el país, donde pasó las navidades en familia, no es gente de calle, ni de problemas, dado que se le pasa, entrenándose y en su casa, por lo que le preocupa lo ocurrido, indicó.

Pie de foto

El relevista de Grandes Ligas, Miguel Castro regresó ayer al estadio Andújar Cedeño del municipio de Villa Hermosa, donde la tarde anterior fue atracado a mano armada por dos encapuchados.

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