Aunque la producción cafetalera es la principal fuente de ingresos de esta comunidad de Los Ríos, necesitan más apoyo estatal.
Santo Domingo, RD.-El turismo rural y el agroturismo se han convertido en una alternativa para los turistas que buscan conectar con destinos que les ofrezcan tranquilidad, les permita desconectarse de la ciudad y adquirir nuevas experiencias en las plantaciones agrícolas, estando más cerca de la naturaleza.
La comunidad de Higo de la Cruz, ubicada en el municipio Los Ríos, en la provincia Bahoruco, a unos 1,300 metros sobre el nivel del mar, tiene potencial para el turismo de montaña y el agroturismo, ofreciendo a sus visitantes la oportunidad de una estancia diferente, disfrutando del pueblo y sus destinos, que pueden ser apreciados desde las alturas.
Simeón Pérez, uno de los administradores de la finca experimental agroturística que busca desarrollar ese tipo de actividad, dijo que Higo de la Cruz goza de buenas temperaturas y cuenta con actividades como siembra y producción de café y productos como la macadamia, tomate lulo, hierbas aromáticas y otros, que la hacen atractiva para quienes quieren vivir una experiencia diferente.
La comunidad tiene potencial para el senderismo en sus montañas, desde donde se pueden apreciar los lagos Enriquillo y Azuei, la Sierra de Neiba, parte de la de Bahoruco y las lagunas de Cabral y Limón.
“Las personas que nos visitan pueden conocer nuestras tierras en caballos, visitar las fincas y parcelas donde se realiza la producción agrícola y conocer más de cerca el proceso para que puedan disfrutar del café ‘colao’ en fogón y listo para tomar. Además, no tienen que gastar mucho”, resaltó.
En cuanto al alojamiento, en la comunidad hay fincas que tienen capacidad de alojar hasta a 15 visitantes en cómodas habitaciones al estilo campo. También cuentan con un área para casas de campaña, ubicada cerca de una cascada donde se pueden bañar los turistas.
En su oferta gastronómica, Higo de la Cruz incluye platos que son típicos de la zona y otros alimentos preparados al estilo criollo, hechos a la leña.
“Preparamos esos alimentos con ingredientes naturales como nos enseñaron nuestros padres y, al hacer la comida en un fogón, eso le da un sabor diferente y hace que las personas que lo prueban piensen en sus abuelos y deseen volver aquí”, destacó Ana Diaz Santana, quien prepara los alimentos.
Sector cafetalero
Higo de la Cruz, donde se produce y se exportaba el café Catimor, siendo la principal fuente de empleo de la comunidad, fue una de las zonas más afectadas con las plagas que atacaron sus plantaciones.
Según el ministro de Agricultura, Limber Cruz López, la comunidad es importante para la producción de ese tipo de café, por lo que ha recibido ayuda por parte de las autoridades y ha sido beneficiada con más de 200 proyectos de desarrollo agroforestales, donde las mujeres representan aproximadamente el 22%.
“Con estos proyectos se han fomentado y renovado las plantaciones con variedades tolerantes a la roya del cafeto (Hemileiavastatrix) y una parte ha sido favorecida con la entrega de un subsidio mensual a los productores hasta que las plantaciones estén en producción”, resaltó.
Cruz López destacó que los volúmenes de exportación disminuyeron debido a los bajos precios internacionales y al alto consumo nacional que se ha registrado en los últimos años.
Explicó que el Ministerio de Agricultura, a través del Instituto Dominicano del Café (Indocafé), ofrece asesoría técnica y capacitación a los productores para el establecimiento y manejo de las plantaciones, producción de plantas, siembra, fertilización, manejo de plagas y de cómo realizar una buena recolección y un buen manejo pos cosecha del producto, para poder obtener un café de calidad y lograr mejores precios.
Sin embargo, para Genaro Díaz, productor de café y líder comunitario, aunque están recibiendo apoyo estatal para recuperar la producción, hace falta más respaldo del Gobierno para poder maximizar la siembra y la exportación de café.
Dentro de las carencias que mencionó, está la creación de una estructura donde puedan secar el grano y almacenarlo y la renovación de las maquinarias. También se debe tener acceso a agua potable para lavar el producto, ya que debe estar libre de contaminantes, porque es parte esencial del proceso de la buena calidad del café.
“Antes exportamos miles de quintales de café, actualmente no lo estamos haciendo, ya que debido a los efectos de la plaga de la roya que cayó sobre las plantaciones de café, perdimos las cosechas”, manifestó.
Díaz señaló que tienen un núcleo de productores de más de 250 comunitarios que antes de la roya exportaban café hacia Europa y otros países a través de la Federación de Caficultores del Sur, los cuales buscan recuperar ese nicho en el mercado internacional.
De acuerdo con Díaz, ahora es que se está volviendo a impulsar la siembra y cosecha del grano, mediante un proyecto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Gobierno dominicano, el cual busca incentivar nuevamente la caficultura, por lo que ahora los productores están levantando sus cosechas.
Limitaciones
A pesar de ser una zona importante para la producción agrícola y el desarrollo del agroturismo, la comunidad aún no tiene acceso a la energía eléctrica, lo cual, según sus moradores, limita sus actividades productivas.
Genaro Díaz explicó que, aunque hay una hidroeléctrica cerca del pueblo, la cual usa sus fuentes acuíferas y terrenos para la producción de energía, ellos no fueron incluidos dentro de las comunidades por donde iban a pasar las redes eléctricas, dejándoles fuera del plan de electrificación.
“Ellos alegaron que la hidroeléctrica se construyó en la provincia Independencia, ya que en Bahoruco existe una y no pueden haber dos en un mismo lugar, estamos buscando que las redes sean ampliadas y que esta comunidad tenga acceso a la energía eléctrica”, resaltó.
Emprendimiento
Ana Díaz Santana, quien hace más de 40 años se dedica a la siembra y cosecha de café Catimor en la comunidad de Higo de la Cruz, afirmó que gracias a la producción de ese grano ha podido sacar adelante su familia, ya que muchos de sus hijos se han podido formar y ser entes productivos para la sociedad.
Explicó que de su experiencia con el café nació su pequeño negocio “Café Doña Ana”, el cual prepara de forma artesanal y es tostado molido en pilón o en molino, empacado en frascos y comercializado por ella misma.
“Cuando el café ya está maduro, lo cosechamos, luego lo llevamos a la despulpadora y lo procesamos en calderos a fuego del fogón, después lo molemos o lo vendemos en grano”, contó Díaz Santana.
Para brindarle el producto a la gente que les visita, doña Ana utiliza una lata con agua, donde echa el café y luego de que lo pasan por un colador, se lo brindan a las personas para que puedan disfrutar de un producto con un sabor diferente.