El promedio de este indicador está en 6.6%, según datos a diciembre de la Superintendencia de Bancos.
La Superintendencia de Bancos (SB) lo tiene claro: La tasa de morosidad se identifica como la proporción de la cartera vencida con respecto a la cartera total. En marzo de 2003, justo al explotar la crisis financiera tras la quiebra de tres bancos, este indicador estaba en 14.27%, mientras que ahora no alcanza el 2.0%. Esto es una demostración de la mejoría en la gestión del riesgo. La banca de hoy no sólo es más cauta, sino que dispone de más herramientas para determinar a salud de su cartera de crédito.
Ahora no basta solo con la “morosidad siempre”, por decirlo de alguna manera, sino que ahora la morosidad tiene un apellido más abarcador y complejo. Se trata de la “morosidad estresada”, uno de los indicadores ampliados que, según el órgano regulador, ofrece una visión más completa sobre la situación de las carteras de crédito dado que toma en cuenta distintos elementos que la medición convencional no incluye.
¿Cuáles son los aspectos que toma en consideración la morosidad estresada? Pues no sólo toma en cuenta la cartera vencida, como la definición tradicional, sino que incluye la cartera en cobranza judicial, el balance de tarjetas de crédito con atrasos de 31 a 60 días, los créditos reestructurados normales y temporales, así como el nivel cumulativo de los últimos 12 meses de castigos y adjudicaciones.
La SB, en un análisis titulado “Una mirada a la Morosidad Estresada”, publicado en julio de 2021, explica que la principal herramienta que tienen a su disposición las entidades de intermediación financiera para enfrentar la morosidad consiste en la gestión de cartera. Particularmente, destaca, disponen de la posibilidad de renegociar o reestructurar los préstamos con morosidad, ajustando los términos y condiciones del contrato con fines de reducir las probabilidades de incumplimiento futuro de las obligaciones; y castigar los préstamos y realizar la recuperación de las garantías correspondientes.
En todo caso, la tasa de morosidad es, posiblemente, la variable que más llama la atención de las entidades financieras y de las autoridades reguladoras, ya que ofrece una visión más clara de por dónde anda la sostenibilidad del sistema. Altos atrasos de parte de los deudores es una prueba de que algo no anda bien.
¿Es importante la morosidad estresada? Meses antes de anunciar su salida del sistema financiero en julio de 2023, el Banco Activo tenía este indicador en 15.52%, mientras que el promedio del sistema era de 5.78%, es decir, que lo excedía en 9.74 puntos la media. Para la fecha, Gruficorp, con 14.4%, seguía delante en la tabla de posiciones. A diciembre de 2023, este indicador se ubicó en 6.6%, un poco más baja que el 7.53% de principios de año.
La SB explica que la morosidad estresada es un indicador que proporciona mayor visibilidad del proceso de gestión de riesgo de crédito en las entidades de intermediación financiera (EIF), así como de la situación de su cartera de crédito.
Este indicador, partiendo de las estadísticas publicadas por la entidad reguladora y fiscalizadora del sector, es liderado por el Banco de Ahorro y Crédito Empire con un 94.1%, institución que el 1 de junio de 2023 se acogió al Reglamento de Liquidación Voluntaria de Entidades de Intermediación Financiera, al recibir la no objeción de las autoridades. El proceso duraría 180 días a partir de esta fecha, pero aún aparece como “operando”. Los activos totales a diciembre del año pasado eran de RD$175.54 millones.
En los estados financieros auditados de 2022 la entidad ya había reportados pérdidas sobre los RD$231 millones y había solicitado a la Superintendencia de Bancos aceptar su disolución voluntaria, tomando en cuenta que las pérdidas reportadas representaban cerca del 57% de su capital suscrito y pagados.
La siguiente entidad por el nivel más alto de morosidad estresada es Gruficorp con un 17.73%, lo que implica un aumento respecto al 14.4% de principios de 2023. Luego está Oficorp, con un 14.71%, seguido de la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos (APAP) con un 10.94%. En la lista sigue el Banco de Ahorro y Crédito Cofaci, con activos por RD$590.11 millones, con un nivel de morosidad estresada que alcanza el 8.98%, mientras que Bancotuí está en 8.97%.
Con una morosidad estresada por debajo de 8% están la Corporación de Crédito Monumental (7.97%), BanReservas (7.91%), Banco Popular (7.785) y Scotiabank con 7.37%. Igual están en este rango Banesco (7.17%), Caribe (6.72%) y Ademi con 6.42%.
Según la SB, empíricamente, se esperaría que mayores niveles de morosidad estresada tenderían a impactar negativamente el estado de resultados en el futuro y, por lo tanto, en ausencia de aportes adicionales de capital, también la solvencia futura.
De igual forma, el nivel elevado en el indicador en un momento preciso no necesariamente señalaría que la entidad experimentará dificultades inminentes en su solvencia tomando en cuenta que: a) la entidad puede tener suficiente rentabilidad fuera de la cartera para asumir dichas pérdidas y presentar un resultado operacional positivo4; b) la entidad podrá ampliar su base de capital; c) la situación futura puede mejorar (menos incobrabilidad futura–excluyendo reestructuraciones).