Siempre se ha escuchado decir que no se debe pisar la corbata de un colega. Sin embargo, en la provincia de Azua hay quienes no respetan ese ideal. Es una lástima que la mediocridad pueda predominar en aquellos que se creen la última Coca Cola del desierto.

No se tiene el derecho de ensañarse en contra de sus semejantes, tan solo porque no superes el éxito laboral de quien tanto a servido al pueblo azuano.

Es muy fácil opinar desde la comodidad cuando no se investiga, porque así actúan los Tumba Polvo. Pero se necesita mucho más que ser bocina para dejar huellas en una nación.

Ser reportero de una provincia no significa únicamente representar a un medio de comunicación. Se trata de informar los hechos que resultan ser de interés general de la población, es escuchar a los más desposeídos, hacer valer el clamor de sus denuncias.

Quien necesite contradecir una información o en su defecto desmentir, sabe que pedir la réplica es el camino correcto. No es necesario querer echar por la borda el sudor de los que si trabajan.

Creer que la cantidad de años que se tiene en un medio de comunicación es determinante para ejercer opinión en contra de un trabajo que está sujeto a la objetividad, es lo más absurdo que mis oídos han podido escuchar.

Pero no me sorprende que algunos incurran en actos de ese tipo, pues es poco para lo que puede esperar de personas que no conocen la bondad, restándole valor al esfuerzo de los que dejamos las zuelas de los zapatos en montañas y carreteras.

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