Carlos Moreta

Santo Domingo, RD.- Durante décadas existieron quejas sobre la pésima calidad de vida de los jugadores de las Ligas Menores del béisbol estadounidense, siendo la escasez alimenticia y sobrepoblación de alojamiento los principales temas de denuncia.

Dicha realidad promete dar un cambio luego de la aprobación del primer convenio laboral para estos peloteros, producido posterior a unirse a la sombrilla de la Asociación de Jugadores de Grandes Ligas.

A propósito de lo que constituye un verdadero hito histórico, el exjugador y comisionado del béisbol dominicano, Junior Noboa, fue abordado en el espacio Actualidad Deportiva del Listín  Diario, conducido por Héctor J. Cruz, editor deportivo.

“Me parece bastante bien, más uno que jugó en una época difícil (…) Para poder sobrevivir, en muchos de los casos, teníamos que vivir cuatro, cinco o seis jugadores en un solo apartamento; recuerdo que a veces solo nos daban siete u ocho dólares diarios de dieta y con eso tenías que desayunar, almorzar y cenar”, cuenta Noboa sobre las dificultades en su tiempo activo.

En estos años de aprietos en los circuitos minoritarios, recuerda haber sido compañero de equipo de dominicanos como Bernardo – El Pupo – Brito, José Román o Ramón Romero, quienes debían ingeniárselas para comprar comida a través de señas, ocasionado por no dominar el inglés.

Noboa relata que hacía de lavaplatos mientras compartía domicilio en alquileres pequeños con otros peloteros, tomando en consideración el bajo nivel adquisitivo producto de sueldos que en ocasiones se ubicaban debajo al índice de pobreza.

Las dificultades de entonces no se detenían ahí, evidenciando por igual la pésima calidad del transporte.

“Nunca se me va de la mente el autobús de Clase A, el cual ni siquiera tenía aire acondicionado o calentador. Cuando comenzaba la temporada (de frío) tú tenías que llevar frazadas o jackets porque tenía algunos de los cristales rotos y todo el viento entraba”, continuó el veterano hombre de béisbol con relación a la insuficiencia.

Sostiene que estos sinsabores se mantuvieron por tanto tiempo – evidenciando la solvente economía de la industria – por la creencia de que, la necesidad se convertía en un impulso para que los jugadores intenten cambiar de posición social mejorando su rendimiento.

“Yo creo que a veces se tenía la mentalidad de que no se podía acomodar mucho al jugador de ligas menores para que siempre dieran un paso más adelante, y que tuvieran el hambre de poder salir de ahí”, dijo Noboa mientras era cuestionado.

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