Siempre la vi llena de motivación y energía. Maestra inspirada, alfabetizaba a sus hijos y a los demás niños, con la misma pasión que disfrutaba la repostería. 

Los mil y un dulces: creaciones de su abuela madre, eran la razón de que Doña Tasin fuera tan querida por niños y adultos. Siempre alegre y dispuesta a ayudar a los demás.

Pensar y ayudar a los demás es una fuente de inspiración. Amar lo que hacemos: lavar un baño en una institución pública, dar información, manejar un vehículo público, dar una palabra de alento, administrar con honestidad los recursos del pueblo y educar a niños y jóvenes. Eso es inspiración. 

Es lograr que niños y jóvenes se integren al deporte, a la música. Inspiración es sacar a la juventud de la desesperanza, de las drogas y del sin sentido de la vida, que promueven los malos gestores públicos.

Cada cosa que hacemos, decía Pablo, debemos hacerla como para el Señor. Así tendríamos respeto por nuestras acciones, por pequeñas que sean. 

Trabajaríamos por salvar una vida de la falta de sentido. Y como Vicktor Frankl, diremos a viva voz que hay sentido para vivir, que no importa lo difícil que sea nuestra vida; que incluso si una enfermedad nos haya quitado las ganas de vivir: encontraremos sentido al proyectar nuestra ayuda a los demas y al sentir que nuestros pequeños actos, pueden ser grandes obras para los más  necesitados.

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