Cuando como padres nos proponemos no golpear a nuestros hijos por ninguna razon o decidimos no insultarle: estamos haciendo uso del autocontrol emocional o como decía el Apóstol Pablo de dominio propio.
Lo primero es la decisión de no agredir físicamente a nuestros hijos o pareja.
Es un legado de la cultura patriarcal en el mundo: el derecho del hombre de agredir a la mujer que realiza roles en la crianza y asume también muchas veces el rol de maltratar físicamente a sus hijos.
En muchos hogares ambos padres pueden maltratar y si la familia es extensa lo pueden hacer abuelos, tíos y otros familiares. No golpear a niños y adolescentes les protege de quemaduras, fracturas, contusiones y daños a su sistema nervioso central y a su sistema muscular.
Cuando decidimos no golpear debemos aprender otras técnicas. En la Disciplina Positiva tenemos como técnicas:
-el tiempo fuera,
-razonar con nuestros hijos
-ver los errores como oportunidades de crecimiento y
-las consecuencias naturales y lógicas entre otras.
La Disciplina Positiva es un aprendizaje que requiere Terapia y talleres.
Dejar de insultar a los niños y adolescentes favorece una comunicación respetuosa sin gritos, sin culpabilizarlos.
Podemos razonar con ellos, permitirles expresar sus puntos de vista y los padres pueden recuerdarles las reglas y la necesidad de que los hijos sean responsables en el sistema familiar.
Muchos yerrran con la Disciplina Positiva. Es una filosofía integral y sistémica que tiene objetivos y metas.
Educamos para tener hijos respetuosos, responsables y recursivos con talentos. Los padres deben lograr eso de sus hijos y eso requiere tiempo, amor y supervisión. Pegar es más fácil.
Disciplinar positivamente requiere Firmeza y Amor y mucha paciencia para lograr resultados a corto, mediano y largo plazo. Al final nuestro deseo es tener hijos e hijas autónomos e independientes.
Mi beneficio como padre de no golpear, ni sermonear a mis hijos incluye un mejor control emocional de la ira y el enojo con ellos y con los demás en mis relaciones sociales.
El autocontrol nos quita la reactividad emocional y nos da relaciones con los otros, más nutritivas y respetuosas.