La elevación convierte el aire más fino, lo que permite que la pelota alcance una mayor distancia.
Santo Domingo, RD.-La celebración de los Padres de San Diego usando un sombrero de mariachi después de cada jonrón era la señal de que el escenario era un lugar especial: la Ciudad de México, cautivadora por sus museos, casas de cultura y gastronomía.
El curso de dos días se convirtió en una auténtica locura. Los Padres lograron victorias en ambos partidos contra los Gigantes de San Francisco, mientras que las organizaciones se combinaban para la marca de 15 cuadrangulares.
Desde luego que la altitud de la ciudad se convirtió en la gasolina que motivó al incendio de jonrones en el estadio Alfredo Harp Helú, la casa de los Diablos Rojos en la Liga Mexicana de Béisbol, estando en una localidad que se presta a los grandes batazos por su altura media de 2,240 metros sobre el nivel del mar.
En busca de dimensionar las cosas, el estadio en cuestión está en un punto más alto que el hostil Coors Field de los Rockies en Colorado (2,073 m s.n .m), la plaza favorita para bateadores en el contexto de la Gran Carpa, contando con un “park factor” de 112 en una escala donde cien simboliza el número promedio.
La elevación convierte el aire más fino, lo que permite que la pelota alcance una mayor distancia. Del mismo modo, el movimiento que los lanzadores pueden generar se limita, permitiendo que conectar la esférica sea más fácil.
Únicamente en el primer encuentro de la serie, los Gigantes y Padres unieron esfuerzos con cuatro vuelacercas que recorrieron más de 450 pies de distancia, una combinación de majaguazos “kilometricos” nunca antes vista en un mismo partido desde que el software de Statcast tomó vigencia en 2015.
Contrario a esto, el sistema pudo rastrear como la curva de Joe Musgrove, abridor de los Padres, perdió siete pulgadas en la caída de forma vertical, mientra que Sean Manea, iniciador de los Gigantes, sufrió descenso de cuatro en lo que había sido la marca de temporada de su slider.
En el caso de Colorado, Grandes Ligas ha tomado medidas como la creación de un humidificador, manteniendo a temperatura las pelotas en busca de disminuir el protagonismo de la altura. La función del humidificador ha sido favorable, actualmente instalado en los treinta estadios del circuito.
De cara al futuro, será vital que la Liga Mexicana tome la iniciativa de mantener húmedas las pelotas, evidenciando como la ofensiva toma un ritmo que alcanza la etiqueta de locura con mayoría de los estadios ubicados en considerable altitud.
Por: Carlos Moreta