A medida que pasaban los meses, mi marido me suplicó que pidiera una cita. Yo lo ignoré, así que, desesperado, recurrió a mi sensata madre.

“¡Hey!”, me gritó por teléfono. “¿Sabes qué es peor que tomar laxantes durante un día? El cáncer”.

Muchos expertos —tanto psicólogos como médicos de atención primaria— me dijeron que veían esto a menudo en las parejas: uno de los miembros se niega o retrasa el tratamiento de un problema de salud, y eso hace que el otro se sienta frustrado y resentido.

Los que desatienden su salud pueden sentirse juzgados como “vagos, descuidados, indulgentes o arriesgados”, dijo Alexandra Solomon, psicóloga clínica del Instituto de la Familia de la Universidad Northwestern.

Mientras tanto, la otra persona puede dar la impresión de que “yo estoy sentada aquí con mis manzanas y mis plátanos y mi mamografía anual”, explicó. “Eres tú quien está hecho un lío”.

Ella y otros expertos compartieron consejos para encontrar un punto medio.

Si tú eres la persona que anima al otro a hacerse una revisión, dijo Solomon, empieza la conversación recordándole tu cariño. Después comparte con calma cómo te hace sentir que evite la cita médica.

Solomon sugirió el siguiente guion: “Quiero que estés conmigo tantos años como sea posible. Me encantan las cosas que podemos hacer juntos ahora. Y la idea de no poder seguir haciendo esas cosas me asusta y me entristece”.

Asume tu parte en el vaivén, añadió. Si tienes ansiedad, por ejemplo, podrías decir algo como ‘Tengo que averiguar cómo controlar mi ansiedad, porque tiende a manifestarse como queja, manipulación, señalándote o culpabilizándote’”, dijo Solomon.

Un estudio realizado en 2020 sobre parejas que querían que sus cónyuges hicieran cambios relacionados con la salud —como dejar de fumar y empezar a hacer ejercicio— descubrió que presionar y culpabilizar no era eficaz para cambiar el comportamiento, pero sí lo era ofrecer apoyo y ánimo.

Ser sincero sobre tus preocupaciones puede hacer que tu pareja esté menos a la defensiva cuando se muestra reticente, dijo Solomon, y eso puede permitir una conversación más profunda.

A continuación, pregúntale si tiene algún problema de salud y escúchalo con la mente abierta, dijo Steven Starks, psiquiatra geriátrico y profesor clínico adjunto de la Facultad de Medicina Familiar Tilman J. Fertitta de la Universidad de Houston.

Puede haber muchas razones por las que tu pareja prefiera evitar las pruebas y las revisiones, dijo, como el miedo a recibir malas noticias o una historia de sentirse desestimado por los médicos.

Haz que tu pareja hable todo lo posible, añadió Starks. Mencionó el caso de un paciente cuyo cónyuge padecía una enfermedad aparentemente tratable, pero que necesitaba una intervención. Su pareja decidió no hacerlo y murió en el plazo de un año, dijo, y esto dejó a su paciente desconsolado por la pérdida y enfadado porque pudo evitarse.

Ofrece formas concretas de ayudar

Enumera formas concretas de ayudar a tu pareja y facilita las cosas en la medida de lo posible, por ejemplo, puedes ofrecerte para agendar la cita con el médico y hacerle compañía durante la visita. Ofrécete a tomar notas o a hacer preguntas, explicó Solomon, “o dile: ‘puedo invitarte a comer después’”.

Si animas a tu pareja a llevar un estilo de vida más sano, busca formas de apoyar activamente esos cambios, dijo Jennifer Taber, profesora asociada de ciencias psicológicas de la Universidad Estatal de Kent, quien estudia los comportamientos saludables. Si tu pareja necesita empezar a hacer ejercicio, por ejemplo, sugiérele dar paseos regulares juntos, explicó.

Puede que a tu ser querido le resulte más fácil hablar de temas de salud con otra persona, como un amigo o un hermano, dijo Starks. “Porque no hay tanto en juego, donde la persona siente que está defraudando a su pareja”.

Si ese es el caso, pide ayuda. Eso es lo que hizo mi marido cuando llamó a mi madre para que me hiciera la colonoscopia. Me la hice al mes siguiente, porque mi madre me da más miedo que una cámara endoscópica.

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