El plan de sucesión patrimonial o empresarial no debe responder a elementos únicamente familiares, sino a aptitudes y habilidades que requiere la vacante.
Santo Domingo, RD.-Quien haya visto House of the Dragon, precuela de Game of Thrones, entenderá que la guerra denominada “Danza de los Dragones” comenzó por una no tan estructurada y firme sucesión de poder del rey Viserys Targaryen a su hija Rhaenyra Targaryen. Esa producción puede ofrecer una visión de lo que puede pasar en una empresa sin una reestructuración y sucesión patrimonial.
Los negocios evolucionan y, con ellos, los rostros y manos detrás de su éxito. Puede ser un socio a otros, o de padres a hijos. En este último se da lo conocido como sucesión familiar, que es el proceso de transición del mando.
En ese proceso se debe reajustar el sistema por los nuevos roles, especialmente de aquellos que emergerán como una nueva generación de líderes. También implica, en empresas con un gobierno más avanzado, la designación de nuevos representantes para los órganos de gobierno.
Hablar de reestructuración y sucesión patrimonial es hacerlo de pilares esenciales como “organización y protección”, en palabras del director general de la firma de asesores legales Franco, Luis Franco. Porque sí, siempre llega el momento en que el control de los activos es transferido (parcial o totalmente) a los herederos. Ese será un momento marcado por la elección de un nuevo líder (familiar o no) para dirigir la empresa o para presidir o componer la junta directiva.
Organizar para proteger
“Un patrimonio ordenado con criterio tiene múltiples beneficios, entre ellos resaltamos que permite su justa valorización y composición, reduciendo el riesgo de tomar decisiones erradas”, explica el experto.
Todavía más importante: Esa medida da la posibilidad de determinar, estructurar y dividir tanto su uso como destino, incluyendo aspectos de sucesión de forma previa. “Adicionalmente, existen otras ventajas derivadas del pilar de organización, como es la diversificación, entre otros elementos”, agregó.
Asimismo, resaltó la protección del patrimonio entre las ventajas. “Muchas veces, por no detenerse un momento a analizar la estructura de tenencia de los activos, los ponemos en riesgo de forma innecesaria y desprevenida”, dice.
En este sentido, recomienda organizar el patrimonio usando los vehículos legales que permitan su protección, así como también la separación de los activos que tengan distintos propósitos y se eviten riesgos cruzados como, por ejemplo, activos para el uso y desarrollo de los negocios frente a activos de disfrute personal.
Si bien no hay una fórmula única o perfecta para proceder con la planificación o estructuración patrimonial, explica que en cada caso se deberá determinar diferentes factores que definirán la sucesión.
Algunos indicadores son la composición inicial, planes a futuro o los objetivos fundamentales de sus propietarios. “Aunque existen ciertos elementos comunes, los objetivos o prioridades de cada familia son muy particulares y, así de especiales, resultan cada tipo de organización”, detalla Franco.
En ese sentido, tal como resalta el asesor, en la mayoría de los casos el análisis deriva en modificaciones importantes que de alguna forma alteran el modus operandi implementado hasta el momento. Podría citarse nuevamente el caso de la serie de televisión de HBO, en el cual una mujer subiría al poder, irrumpiendo en lo que era habitual.
Cuando se presentan cambios, llegan retos, “sobre todo algunas resistencias, cuya percepción va cambiando al demostrar que las modificaciones están siendo realizadas con el objetivo de mejora”, señala. “De manera indiscutible, la forma de implementar, o su resultado, tiene consecuencias trascendentales para los sucesores”, agregó.
No obstante, Franco entiende que todo es sujeto a ser mejorado, en cualquier ámbito. Por esa razón, una invitación a “revisar una estructura o composición de patrimonio no necesariamente significa una crítica a lo hecho hasta cierto momento”, aclara. Todo lo contario.
“Debemos tomar en cuenta que todo va evolucionando y cambiando, incluyendo las regulaciones, mercados, prioridades, composiciones, entre otros, lo cual nos obliga a no mantenernos estáticos”, sostiene.
Enfoque
Cuando se realiza un ejercicio de planificación o reestructuración se deben trabajar ambas dimensiones, es decir, familia y empresa, “siendo unos de los parámetros iniciales la separación de las mismas”. Una vez se cuente con esta separación, ambos aspectos son tratados de forma individual, “pero, por supuesto, en coordinación y consonancia uno con otro”.
Aun así, toda planificación para fines de sucesión o de cualquier tipo debe partir de los objetivos planteados por el propietario o propietarios. Es decir, cuáles son los aspectos que son prioridad, pero también considerando otros elementos tales como la permanencia en el mercado, diversificación de riesgos, entre otros.
“Una vez conocidos estos aspectos, se inicia el proceso de diseño y análisis para llegar al mejor resultado posible con las herramientas disponibles”, explica. Sin embargo, “regularmente” quienes determinan o deciden la organización final son los accionistas, quienes son los propietarios del patrimonio o negocio.
A pesar de eso, aclara que la gerencia o administración no debe ser ajena al proceso, considerando que ellos son quienes operan el activo. Por tanto, “los mismos deben ser escuchados y sus opiniones tomadas en cuenta”, enfatiza.
Si bien la planificación de los negocios debe realizarse desde su concepción, “cualquier momento es bueno para plantearse realizar una reorganización patrimonial”, dice, al tiempo que agrega que la pregunta no es cuándo se debe hacer la planificación, sino por qué no se ha hecho aún.
Para finalizar, el asesor señala que es importante señalar que el ejercicio de planificación o reestructuración no es único ni estático, sino que debe ser revisado cada cierto tiempo, considerando los cambios en distintas esferas, incluyendo mercado, negocios, regulaciones, riesgos políticos, entre otros aspectos relevantes.