Habitualmente, de las aguas solo emerge el campanario de una iglesia del siglo XIV, que se ha convertido en una atracción turística.

Los restos del pueblo de Curon, inundado en 1950 para aumentar la producción de energía hidroeléctrica, quedaron al descubierto después del drenaje de un lago artificial en la provincia de Tirol del Sur, en el norte de Italia, con motivo de unos trabajos de reparación.

Curon estaba en la confluencia de dos lagos naturales en Val Venosta y fue inundado hace 70 años, lo que permitió que la central eléctrica de Glorenza generara 250 millones de kilovatios hora al año para las industrias de la región. En el fondo del nuevo lago terminaron más de 160 casas, cuyos habitantes recibieron nuevas viviendas.

El lugar se ha convertido en una atracción turística principalmente por la torre de la iglesia de Curon, del siglo XIV, que emerge de las aguas del lago alpino artificial. El pueblo inspiró una novela y la exitosa serie de Netflix ‘Curon’, que se estrenó el año pasado.

 

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