Expertos advierten que las temporadas de reproducción de los insectos son más largas debido al cambio climático.
Las regiones neozelandesas de Canterbury y Wairarapa han tenido un verano inusualmente húmedo y cálido, lo que se ha traducido en la proliferación desmedida de millones de moscas de racimo que ahora invaden las casas.
A diferencia de las domésticas comunes, estas moscas son más grandes, más lentas y no representan ningún riesgo para la salud humana, aunque pueden convertirse en una gran molestia cuando invaden los hogares. Miles de ejemplares simplemente mueren, cubriendo los suelos y los muebles.
Urbani asegura que se trata de la peor plaga de moscas de racimo que ha visto en sus 20 años en la zona.
Algunas personas, no obstante, están sacando provecho económico de estas circunstancias, como ocurre con los trabajadores de control de plagas, que cada día reciben avalanchas de nuevas solicitudes.
Daniel Highman, del grupo Guaranteed Pest Control de Canterbury, ha estado trabajando día y noche durante semanas y, finalmente, se ha visto obligado a contratar a un socio para satisfacer la demanda.
“Mi despertador es básicamente mi teléfono, que suena por las mañanas con clientes que necesitan erradicar grupos [de moscas]”, comenta Highman, que califica la situación de “absolutamente loca”, pues —admite— nunca se ha enfrentado a semejante número de moscas de racimo desde que comenzó en la industria hace seis años.
Por su parte, los expertos advierten que escenas como estas podrían volverse más comunes a causa del cambio climático, que hace que las temporadas de reproducción de los insectos sean más largas.
“A los insectos les gusta cuando hace calor y también les gusta cuando está húmedo”, explica el entomólogo Paul Craddock. “Cuando hay meses de verano más largos y cálidos, eso significa que los números (de insectos) pueden acumularse en ciertos años y comenzar a entrar en contacto con las personas”, afirma.
Patricia Hilton, miembro de la empresa Allpest Pest Management, considera que las moscas de racimo son muy “astutas”.
“Pasan el tiempo en verano simplemente haciendo lo suyo. Luego, cuando (el clima) se enfría, entran a las casas y emiten una feromona de olor dulce, por lo que (otras moscas) saben que es un lugar seguro para hibernar durante el invierno”, subraya la experta. “En primavera, abandonan la casa y se aparean, poniendo sus huevos en el suelo. Luego salen del cascarón, pasan el rato y tienen un hermoso verano, y todo vuelve a suceder”.