Frente a las desgracias o la privación de la libertad tenemos la libertad humana de elegir la actitud. Somos libres, decía Vicktor Frankl. Nuestra mayor desesperanza es no encontrar significado en el sufrimiento.

He sufrido mucho, como se que han sufrido quienes leen este artículo. He visto desgracias humanas que no se comparan con mis pérdidas, pero he visto a personas derrotadas y postradas por tragedias que no son tan significativas, pero que para quien las sufre le da el significado de tragedias. 

No creo que se compare una separación amorosa a la pérdida de un padre, madre, o un hijo; pero algunos ven destruir su vida por una separación amorosa o por una infidelidad. Más trágico aún son los casos de celos patológicos donde la imaginación del celoso lo lleva a un infierno de dudas, conjeturas y falsas pruebas.

 Las interpretaciones no solo nos pueden llevar al infierno, también pueden ser incorrectas y convertirse en el mismo infierno. Un lago de fuego de dolor, infelicidad y tortura para el celoso y su cónyuge.

El sentido de la vida nos permite amar la vida y encontrar propósito y significado en las desgracias. Elegir vivir. Elegir la actitud con la que asumimos las adversidades y no dejar que las tragedias nos destruyan las ganas de vivir; las posibilidades de ser útiles a los demás, la oportunidad de trascender nuestro egoísmo, el disfrute de ser solidario y altruista con los demás.

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