Según informes de Médicos Sin Fronteras, uno de sus voluntarios también habría sido brutalmente golpeado e interrogado.

La escala e intensidad de la incursión israelí de 4 días en la ciudad palestina de Yenín y en Tulkarem, al norte de Cisjordania, “es muy alarmante”, alertó Médicos Sin Fronteras el pasado fin de semana.

“Las fuerzas israelíes siguen obstruyendo el acceso a las instalaciones sanitarias, bloqueando e incluso atacando ambulancias, lo que retrasa el acceso de la población a la atención médica”, indicó la organización humanitaria internacional en sus redes sociales.

Según el grupo, en el hospital Khalil Suleiman, rodeado por las fuerzas israelíes desde el inicio de la incursión, los suministros de electricidad y agua están comprometidos. “El equipo médico se ha visto obligado a interrumpir las operaciones de diálisis, clave para el tratamiento de la insuficiencia renal”, afirmaron.

También señalaron que, en la ciudad de Tulkarem, se destruyeron varios campos de refugiados, donde uno de sus voluntarios fue brutalmente golpeado e interrogado por las autoridades israelíes.

“Israel debe cumplir sus obligaciones como potencia ocupante en Cisjordania, incluido el acceso a la atención médica. Los hospitales, las ambulancias y la misión humanitaria médica deben ser respetados y protegidos”, aseveró la organización.

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