“Llevamos más de un año diciendo que los niños de Sudán no pueden esperar. Pues bien, ahora se están muriendo“, así lo ha afirmado este martes el portavoz de la UNICEF, James Elder, quien además indicó que la crisis humanitaria y de abandono infantil en el país africano es, en cifras, la mayor del mundo.
El funcionario recordó el ataque con artillería perpetrado el pasado sábado contra una de las instalaciones de la UNICEF en el estado sudanés de Jartum, que mató a dos niños e hirió al menos a otros 8 mientras jugaban al fútbol.
Elder también señaló que sin un acceso seguro y sin obstáculos a la ayuda humanitaria, la crisis de hambruna en el campo de desplazados de Zamzam, ubicado en la región de Darfur, que fue confirmado la semana pasada por el personal humanitario de la ONU, corre el riesgo de extenderse y “provocar una pérdida catastrófica de vidas infantiles”.
“Además de Zamzam, otras 13 zonas de Sudán están al borde de la hambruna. En ellas viven 143.000 niños que ya sufren el tipo más letal de desnutrición. Si no se toman medidas al respecto, decenas de miles de niños sudaneses corren el riesgo de morir en los próximos meses”, advirtió, añadiendo que la hambruna “no es en absoluto el peor de los casos”, pues “cualquier brote de enfermedad hará que la mortalidad se dispare”.
Asimismo, Elder ratificó el llamado que el domingo hizo Farhan Haq, portavoz adjunto del Secretario General de la ONU, a las partes beligerantes para alcanzar un acuerdo y un alto al fuego inmediato, acusándolas junto a la comunidad internacional de “hacer la vista gorda” e “ignorar el inmenso sufrimiento, sentando un peligroso precedente de apatía mundial hacia los niños“.
Según datos de la ONU, los combates entre las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Apoyo Rápido en el país africano, que ya llevan 15 meses, han desplazado a alrededor de 10,7 millones de personas dentro de Sudán, incluidos 5 millones de niños, mientras que otros 2,1 millones han buscado refugio en países vecinos.