El gobernador del Banco Central ha sabido adelantarse a posibles turbulencias en la economía dominicana.

 El decreto 343-18, emitido por el presidente Danilo Medina en septiembre de 2018, ratificó a Héctor Valdez Albizu por otros dos años como gobernador del Banco Central. ¿Cuántas situaciones apremiantes ha tenido que enfrentar ante la institución responsable de garantizar la estabilidad de precios en República Dominicana? ¿Cuáles han sido sus principales armas para mantener a raya las variables que, de vez en cuando, ponen a prueba su capacidad y experiencia en la toma de decisiones de política monetaria.

Ha quedado demostrado es que Valdez Albizu lo hace todo por la estabilidad de precios. Su proactividad para frenar o contener episodios de volatilidad en la tasa de cambio ha sido característica en su gestión. Ha sabido sortear choques externos y apuestas de agentes internos que juegan por la inestabilidad del tipo de cambio, una de las variables que ocupan su día a día porque conoce muy bien lo que sucede si llegara a salirse de control.

Con razón ha tenido la confianza de tres presidentes (Joaquín Balaguer (1994-1996); Leonel Fernández (1996-2000, 2004-2012) y Danilo Medina (2012-2020). Desde que en 1994 llegó a la gobernación del Banco Central sólo estuvo fuera en el período 2000-2004, en el gobierno de Hipólito Mejía, justo cuando estalló la crisis financiera de 2003, que años antes había sido pronosticada a propósito de las pruebas de estrés que hizo el consultor español Arístobulo de Juan. Esto fue a finales de los 90.

Su eficacia al frente del Banco Central, logrando niveles de estabilidad macroeconómica que sirven de referencia en la región, le ha permitido ser el segundo gobernador más antiguo al frente del cargo en el mundo. Sólo lo supera Montagu Collet Norman (Banco Central de Inglaterra, 1920-1944), pero superando a Alan Greenspan, de Estados Unidos, quien fue nominado por el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, en 1987, pasando por George Bush (padre), Bill Clinton y George Bush (hijo) hasta dejar el cargo el 31 de enero de 2006, luego de 19 años al frente de la entidad.

Dos años después de Greenspan dejar el cargo como presidente de la Reserva Federal estalla la crisis de las hipotecas suprime de Estados Unidos (2008), la cual se extendió por todo el mundo. A poco más de dos años de Valdez Albizu dejar la gobernación del Banco Central, en agosto de 2002, las autoridades monetarias de entonces intervienen tres bancos: Baninter, Bancrédito y Mercantil, que provocó un déficit cuasi fiscal que hoy resta holgura a la institución para hacer política monetaria.

Inflación

A lo único que Valdez Albizu teme es a la inflación. Lo dice no sólo porque es parte de la razón de ser del Banco Central, sino porque a su entender es lo que más afecta a los que menos pueden. La devaluación de la moneda, lo sabe, genera inflación descontrolada. Como gobernador, ha demostrado que prefiere subir las tasas de interés, cuando ha tenido que hacerlo, restringiendo el medio circulante, a que el tipo de cambio se vaya de las manos. Sin embargo, en lo que va de año, producto de una ralentización del crecimiento económico, ha habido tres reducciones de tasa de política.

La primera revisión a la baja se dio a finales de mayo, cuando pasó de 5.50% a 5.00%; luego pasó a 4.75% el 30 de julio y, más recientemente, hubo otra reducción de 25 puntos básicos para llevarla a 4.50% el 31 de agosto.

La autoridad de Valdez Albizu ha estado sustentada en los resultados de la política macroeconómica. Los agentes del mercado, de su lado, conocen bien el proceder del gobernador, quien ha tomado las medidas necesarias cuando el mercado lo ha ameritado.

En junio de 2016, a raíz de una situación parecida, afirmó que hay “agentes que quieren apostar a la inestabilidad del mercado cambiario”. En esa oportunidad, denunció “una especie de burbuja especulativa en el mercado cambiario”.

A propósito del hecho, “Valdez Albizu aprovechó para hacer un llamado a aquellos agentes que quieren apostar a la inestabilidad del mercado cambiario, advirtiéndoles que pudieran perder su dinero, ya que el Banco Central dispone de suficientes reservas internacionales para atender cualquier necesidad de liquidez en dólares de la economía”, según una declaración de julio de 2016.

Cuando hizo el pronunciamiento, las reservas internacionales brutas (RIB) estaban en US$5,286 millones y las netas (RIN) en US$5,262 millones. Ahora tiene un escenario más favorable desde el punto de vista de este indicador, pues las primeras están, según datos al 16 de este mes, en US$7,900 millones y las otras en US$7,899.7 millones, suficientes para responder ante cualquier eventualidad el mercado y más de tres meses de importaciones.

“La estabilidad del mercado de divisas no es negociable y tenemos un compromiso con mantener un mercado cambiario ordenado y estable”, aseguró Valdez Albizu, a propósito de informar, a principios de semana, que el Banco Central trazó una estrategia que se inició el 16 de septiembre para ir colocando montos superiores a US$100.0 millones, en coordinación con los bancos comerciales para atender episodios de alta volatilidad en el mercado cambiario.

Aclaró que, aunque pueden existir operaciones marginales a tasas superiores al RD$52 por US$1 para montos altos u operaciones puntuales entre un banco y su cliente, esto no representa la totalidad del mercado.

Aseguró que “los fundamentos macroeconómicos de República Dominicana, junto a la estabilidad relativa del tipo de cambio en un contexto de bajas presiones inflacionarias, han creado los espacios para una política monetaria más activa”, indicó, al tiempo que recordó que, en este contexto, esa institución aprobó importantes reducciones en la tasa de interés de política monetaria, a la vez que liberó RD$34,364.6 millones del encaje legal, de los cuales se ha colocado a la fecha alrededor del 55% del monto total, es decir, RD$18,843.5 millones.

Valdez Albizu añadió que, al observar la dinámica del tipo de cambio durante los primeros ocho meses del año, se destaca que la baja depreciación de 2.0% en República Dominicana durante el período enero-agosto fue considerablemente menor a las depreciaciones acumuladas en la mayoría de los países de América Latina.

Específicamente, dijo, los países con mayor depreciación acumulada fueron: Argentina (36.0%), Uruguay (11.6%), Brasil (6.4%), Colombia (6.2%), Paraguay (5.0%) y Chile (3.6%). De igual manera, las principales economías emergentes han registrado depreciaciones significativas en el período enero-agosto, principalmente Turquía (9.3%), Brasil (6.4%), Sudáfrica (5.6%) y China (3.9%).

Indicó que la diferencia en el nivel de depreciación entre países es más acentuada si se analiza solamente lo ocurrido en el mes de agosto. Mientras República Dominicana presentó una depreciación mensual de apenas 0.5%, las monedas de casi todos los países de América Latina presentaron depreciaciones significativas en agosto, resaltándose Argentina (25.7%), Brasil (8.4%), Uruguay (6.3%), Colombia (5.8%), México (5.0%), Paraguay (3.7%) y Chile (3.3%).

De manera similar, las economías emergentes de mayor tamaño presentaron depreciaciones mensuales muy superiores al caso dominicano, como Sudáfrica (6.5%), Rusia (4.8%), Turquía (4.7%), India (3.6%), China (3.8%), Malasia (1.9%) e Indonesia (1.2%).

Medidas adoptadas en otros bancos centrales

Héctor Valdez Albizu consideró que las medidas adoptadas en este año por BC van en línea con el comportamiento de otros bancos centrales que, en este entorno internacional difícil, han adoptado políticas monetarias expansivas. Entre las economías avanzadas, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) redujo su tasa de política monetaria (TPM) por primera vez en diez años, el pasado de julio.

Destacó que a pesar de esta reducción, la FED ha recibido fuertes presiones del Poder Ejecutivo para que adopte recortes más agresivos de tasas. Por otro lado, el Banco Central Europeo (BCE) anunció nuevas compras netas de bonos por unos 20,000 millones de euro mensuales, como forma de proveer liquidez a la economía.

El BCE redujo su tasa de interés para depósitos bancarios por exceso de liquidez en 10 puntos básicos, llevándola a -0.5%, es decir, un rendimiento negativo sobre lo depositado. En América Latina también ha sido la tendencia.

 




 




 

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Por El Dinero