Como padre y terapeuta aplico el principio de Disciplina Positiva, la cual dice que debemos ver los errores de niños y adolescentes como oportunidades de aprendizaje.

Debemos evadir la tendencia automática al castigo y cambiar por consecuencias naturales o lógicas y frente al error enseñar, disciplinar y lograr el crecimiento de nuestros hijos.

Controlar la ira y el enojo es el primer paso para entender que no debemos golpearlos, ni insultarlos. Debemos enseñarlos, instruirlos, y que aprendan a ser respetuosos, responsables y recursivos (talentosos). Con mucho amor, paciencia y firmeza se logra. No es fácil, pero se puede.

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