Los hombres dominicanos debemos borrar el guión cultural de ser dueños de sus mujeres, gritarles, hablarles mal, discutir, golpearla, matarlas, herir, matar a familiares y por la frustración posterior suicidarse.

Necesitamos volver a aprender a amar. No como dueños de nuestras mujeres sino como compañeros. No como jefes de ellas, sino como un equipo. Amarlas, pero sin apegos. Darle la libertad de amarnos hasta que ellas deseen. 

Cuando quieran irse, permitirlo. El amor no se obliga. Los jóvenes están copiando el guión de maltratar a sus mujeres y cometen atrocidades en nombre del amor. 

Quien se deja robar la paz y la tranquilidad por los celos, no ama. Ese sentimiento inmaduro es apego y si se alimenta de vigilancia, persecución, así como de maltrato psicológico y físico: puede terminar en tragedia.

Las mujeres deben evitar relacionarse con hombres posesivos, celosos, que maltratan con las palabras y que dan golpes. Cuando se meten en el ciclo de la violencia: después de cada golpiza, viene el arrepentimiento del agresor, pide perdón y Luna de miel hasta la nueva golpiza. 

El mal trato no se debe permitir. Los ciclos de violencia se repiten. Una mujer  al unirse con un hombre puede estar eligiendo al “verdugo que te mata”, en nombre del amor o que mata a hijos, a familiares y amigos. Elegir una pareja es algo serio.

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