Sus habitantes aspiran a que la demarcación sea reconocida como municipio ecoturístico para impulsar la economía sostenible.

Santo Domingo, RD.-Al salir de Pedro Brand y dejar atrás los vendedores de batata asada, los turistas visualizan el letrero añejo que da la bienvenida al lugar: “Bienvenidos a Villa Altagracia”. Una escultura de la virgen de La Altagracia representa el nombre de un pueblo ubicado en dirección a la región del Cibao, pero que pertenece a San Cristóbal.

Conducir 40 minutos es suficiente para descubrir un valle rodeado de montañas que forman un lugar virgen, alrededor de tierras fértiles bañadas por ríos y arroyos, cuyas aguas sirven para alimentar los sembradíos de plátanos, cocos y cítricos.

El turista recorre las entrañas de Villa Altagracia y se traslada en el tiempo a la era salvaje, sin construcciones arquitectónicas ni zonas industriales. La tierra de Sergio Vargas, con potencial turístico, abarca 486 kilómetros cuadrados de diversidad ecológica. La temperatura desciende hasta los 21 grados centígrados, siendo cerca de las 11:00 de la mañana en un día de verano.

Este municipio es un tesoro escondido a la espera de ser descubierto por el Ministerio de Turismo (Mitur), pero bañado por los ríos del olvido y la falta de conectividad a los puntos turísticos. Ante esto, el motoconcho y la pasola se constituyen como el medio de transporte de los moradores de la zona, quienes por RD$50 se trasladan en “bola de humo”. Mientras, regresar a Santo Domingo en una guagua “expreso” cuesta RD$85.

De acuerdo con el guía Willy Quezada, un promedio de 3,000 capitaleños acuden cada fin de semana a La Represa, una posada de aguas frías cubiertas por un valle húmedo y un silencio tétrico que obliga a los visitantes a sentirse “intrusos e invasores” de la naturaleza.

La Represa. | Lésther Álvarez.

En el centro de la zona, el río Haina de aguas lentas y tibias. El lugar alguna vez comunicó el kilómetro 40 con San Cristóbal. En sus orillas, una familia de inmigrantes haitianos ofrece un plato de pescado de media libra por RD$250 y yaniqueques por RD$25.

Las calles se olvidan del asfalto y se convierten en carreteras angostas de piedras, cubiertas por una selva verdosa. Willy detiene la pasola y lleva sus manos a la cintura. Ve que el riachuelo aumentó sus afluentes durante los últimos días. Los visitantes replican la osadía del lugareño y cruzan el afluente Duey, de Guananito.

Después de conducir 30 minutos, se visualizan siete niños de diferentes edades vestidos con una camisa azul y pantalón crema, con una mochila negra colgadas en alguna extremidad. “Parecen llevar el peso de la educación en sus espaldas”, comenta el copiloto mientras la camioneta 4×4 pierde el rastro de los estudiantes.

Recorriendo unos cuatro kilómetros más, se observa una escuela primaria en una improvisada colina. El ascenso, que al inicio está adornado por la pobreza que al pie del camino vecinal muestran asentamientos de personas mayores reparando objetos metálicos, tejiendo o peleando con sus descendientes, termina con un señor vendiendo guineos maduros y mascarillas.

El ambiente se torna húmedo, con poca señal telefónica. Sin embargo, se escucha por los altavoces del vehículo la frecuencia radial. Mientras se sigue la ruta de Willy, una pareja de adultos mayores con manos arrugadas y jóvenes sentados en la galería de su hogar, dicen adiós al vehículo que viaja a 80 kilómetros por hora.

Los turistas se detienen al lado de una casa de madera y zinc, descargan sus pertenencias y caminan un kilómetro, bajando una colina para llegar al balneario Salto del Indio, un balneario rupestre que recibe entre 300 y 500 personas durante los fines de semana de familias que se reúnen a cocinar locrio de pollo acompañado con refresco.

Salto del Indio
Salto del Indio. | Lésther Álvarez.

El Charco de Los Mogotes y Loma Novillero son los lugares predilectos por los amantes del medioambiente. El primero, un río de aguas frescas, donde los visitantes gozan de la naturaleza. El segundo, una reserva forestal que alimenta cuencas de ríos como Haina, Isabela y Ozama.

El estómago ruge. Las agujas del reloj marcan más de las 3:00 de la tarde. Los turistas deben retornar al Distrito Nacional y encontrar un lugar donde comer. En la carretera Duarte se encuentra La Lechonería, un comedor que ofrece el plato del día entre RD$150 y RD$350.

Retornar a Santo Domingo por la autopista vieja es encontrarse con el Ingenio Catarey en el kilómetro 45, el cual fungió como un ingenio azucarero hasta 1986 cuando se instaló la zona franca de confección textil y ahora solo quedan los vástagos del poder que alguna vez emanó.

Acciones

El Duey. | Go Villa Altagracia.

Conforme datos del Ayuntamiento de Villa Altagracia, durante el 2022 tienen un presupuesto participativo de RD$11.6 millones, sin embargo, al desglosar los datos no se contempla una partida para el desarrollo del turismo de la demarcación.

El secretario general del ayuntamiento, César Agüero, sostiene que el ayuntamiento está enfocado en la construcción de parques y mejorar los acueductos para que se conviertan en parte de la cadena de valor turística. “Nosotros no hemos destinado recursos monetarios, sino que desarrollamos políticas públicas y actividades destinadas a proyectar los lugares ecoturísticos de la zona”, expresa.

Sin embargo, se inauguró el parador fotográfico con una inversión de RD$1.0 millones. El alcalde José Miguel Méndez indicó que la estructura enmarca la entrada norte del municipio y “servirá para que los turistas locales y extranjeros que nos visitan o transitan por la autopista Duarte se lleven un recuerdo gráfico de nuestro pueblo”.

Proyecciones

En 2020, surgió el Clúster Ecoturístico Lomas del Valle, ya que los moradores “sentían la necesidad de promover el turismo de la zona y no existía un organismo que se preocupara del desarrollo turístico”, aseguró la secretaria de la entidad, Karina Reynoso. Entiende que los miembros “aún no están” activos y deben reunirse más seguido, ponerse metas para que se logre un objetivo.

La entidad estima la construcción de 1,000 villas y 4,000 habitaciones durante los próximos años, hospedajes que brindarán la oportunidad de pernoctar en la zona. Además, generará 5,000 empleos.

El vicepresidente del gremio, Diógenes Villar, indica que “la construcción de senderos ecológicos que conducen a los balnearios y espacios de recreación de los ambientes naturales, así como un plan de señalización turística en Lomas del Valle ofrecerán una identidad turística”.

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Por El Dinero