El mandatario electo de Brasil expresó su solidaridad tras reunirse con el editor en jefe de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, y el editor Joseph Farrell.

El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se solidarizó con el llamado internacional por la liberación del activista Julian Assange, tras reunirse con el editor en jefe de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, y el editor Joseph Farrell.

A través de redes sociales, Lula contó que ambos editores le informaron sobre “la situación de salud y la lucha por la libertad” de Assange, quien se encuentra encarcelado desde 2019 en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, en Reino Unido.

“Les pedí que enviaran mi solidaridad. Que Assange sea liberado de su injusto encarcelamiento”, aseveró el mandatario electo, que acompañó el trino con un fotografía del encuentro celebrado el martes en Brasilia.

Aunque Londres aprobó la extradición del fundador de WikiLeaks a EE.UU., la decisión fue apelada por su defensa. Assange está acusado en territorio estadounidense por la publicación de más de 250.000 documentos militares secretos y cables diplomáticos confidenciales de Washington, lo que podría acarrearle hasta 175 años de cárcel. 

Movimiento internacional

Además de Lula, en las últimas semanas los editores de WikiLeaks se han reunido con otros líderes, como el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien se comprometió a “ejercer presión” por la libertad de Assange ante el Gobierno de Joe Biden.

Petro se compromete con delegación de WikiLeaks a "ejercer presión" ante EE.UU. por el caso de Assange

Petro se compromete con delegación de WikiLeaks a “ejercer presión” ante EE.UU. por el caso de Assange

“Él [Petro] ha sido bastante claro y franco en sus manifestaciones sobre el caso y hemos podido percibir el compromiso del Gobierno de Colombia con los principios universales y con la ley sobre la libertad de expresión”, dijo Hrafnsson tras las reunión. 

En esa misma línea, los medios que fueron claves en la divulgación del llamado ‘Cablegate’ enviaron una carta esta semana para exigir un freno a la extradición y la inmediata liberación del activista porque “publicar no es un delito”.

Para The New York Times, The Guardian, Le Monde, El País y Der Spiegel, la acusación vigente sienta un “precedente peligroso” que podría socavar la libertad de prensa en EE.UU.

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